sábado, 14 de noviembre de 2015

¿Cómo vemos en casa los atentados a París (Nov, 2015)? (Corregido)

Dentro de los musulmanes hay un grupo de radicales, que no es la mayoría. Personas que le han hecho mucho mucho daño a todo el mundo, y en particular a los mismo musulmanes, porque muchas veces cometemos el error de generalizar, como me pasó a mi, en la primera versión de este escrito. 

Hoy publico una nueva versión con la que me disculpo con los musulmanes inocentes, que sufren igual o más que nosotros, por la misma razón: Son definitivamente diferentes a los radicales en todos los sentidos.

Anoche fue una noche muy triste. Estábamos las 3, Brenda, Sarah y yo, viendo sin palabras lo que sucedió en París. Por más que mis hijas preguntan, no hay forma de explicarlo.

A Sarah le encanta Francia. Su sueño es estudiar en París, diseño de modas. 

Anoche me decía. "Mamá, con lo que pasó, no me dejarías ir a estudiar allá, verdad? ¿Por qué pasa eso en París?". Mi respuesta: "Linda, Francia ha recibido muchos árabes como inmigrantes. Creo que es el país Europeo con la comunidad musulmana más grande, y con este grupo de musulmanes, desgraciadamente, se cuelan los radicales, responsables de estos actos terroristas".

Sarah, sorprendida, me dice: "No entiendo, los recibe y así es como responden?".

Pensé un rato y lo que me vino a la mente fue la fábula de la rana y el escorpión.
El escorpión y la rana es una fábula de origen desconocido, aunque atribuida a Esopo. En ella un escorpión le pide a una rana que le ayude a cruzar el río, prometiéndole no hacerle daño. La rana accede, luego de negarse varias veces por temor a que le pique. El escorpion sube a las espaldas de la rana, pero cuando están a mitad del trayecto el escorpión pica a la rana. Esta le pregunta incrédula "¿cómo has podido hacer algo así?, ahora moriremos los dos", ante lo que el escorpión se disculpa "no he tenido elección, es mi naturaleza".

El fragmento me lo traje de Wikipedia. y comparto también la moraleja que ponen: No trates de engañarte con alguien creyendo que es o puede ser diferente. Hay personas que sacarán sus peores instintos sin importarles las consecuencias de sus actos ni dañar a quien le tendió la mano. 

Le digo a Sarah: "Está en la naturaleza de los musulmanes radicales matar. Su creencia es que eliminando a los que piensan y creen distinto a ellos, van a llegar al paraíso, siguen el supuesto camino de Alá, como lo gritó uno de los terroristas en el teatro Bataclán de París: Alahu Akbar (Alá es el más grande)"

Es triste pensar que el mundo entero está involucionando. Que estas creencias se están infiltrando en todos los países y no hagamos nada para frenarlo.

A Caracas podía haberle pasado lo que le pasó a París. No podemos creer que porque los países árabes nos ofrezcan ayuda, como país petrolero, pensemos que estamos exentos de ser el señuelo de los musulmanes radicales para sembrar en nuestro país los mismos actos que están sucediendo en Francia. Está en su naturaleza eliminar de la faz de la tierra todo lo que no comparte su creencia, su muy equivocada creencia. Como lo quieren hacer con el estado de Israel y como pretendieron hacer los nazis.

Por mis hijas, deseo que Venezuela cambie, corrija su rumbo, no siga hacia el abismo que tenemos enfrente.

Pido a D-os nos ilumine y tengamos la sabiduría para tomar pronto la mejor decisión, que ayude a nuestro país salir adelante.

sábado, 3 de octubre de 2015

¿Y qué le hacemos para su cumpleaños?

Ya llega la fecha del cumpleaños de Sarah o de Brenda y no sabemos cómo festejarlo... ¿Les ha pasado eso? A mi me pasaba todos los años...

Si algo sí tenía claro era que el primer cumpleaños era para nosotros, los padres. Brendita y Sarita, a esa edad, no tenían idea de estar cumpliendo años, por lo que sus primer cumpleaños los festejamos con familia y nuestros amigos más cercanos.

A partir de los segundos cumpleaños empezaba la pregunta. ¿Cómo celebramos el cumpleaños?

Para ambas les festejamos sus segundo cumpleaños con piñata, recreadoras, parque; el clásico. Y ambas, en ese cumpleaños, andaban solitas por ahí, como en un parque de diversiones, sin tampoco tener mucha idea que era una fiesta para ellas. 

Nunca estuve de acuerdo con colocar como piñata al muñeco de su preferencia, porque me parecía cruel que le pegaran con palos a su personaje adorado. Por eso, en el segundo cumpleaños de Brenda, por ejemplo, le encargué una piñata en forma de pelota amarilla. Me parecía perfecto caerle a palos a una pelota, cual juego de Base Ball. El único problema fue que llovió y se mojó de tal forma que fue imposible romperla, parecía de goma. Por esa razón toda la fiesta le pudo pegar, hasta los abuelos.

A partir del tercer cumpleaños no quería repetir lo que habíamos hecho para el segundo.

En el caso de Brenda se me hizo muy fácil los primeros años porque ella cumple en Agosto y siempre estaba en un plan vacacional, por lo que hablaba con los profesores del campamento y celebrábamos su cumpleaños en el campamento. Yo solo llevaba una recreación especial y la torta. El campamento ponía los amigos, los recreadores, por lo que, a pesar de ser agosto nunca faltaban amigos, salía muy económico, y lo más importante, Brenda disfrutaba al máximo sus cumpleaños. En uno de estos cumpleaños llevé una cuenta cuentos, espectacular. En otro llevé un gusano gigante, lleno de aire. Brenda jamás entró al gusano pero corrió alrededor del gusano decenas de veces, felicísima. En otro cumpleaños llevamos a las payasas Ni Fu Ni Fa. Un cumpleaños con ellas era costosísimo, pero al solo pagarlas a ellas, se hacía muy accesible.

En el caso de Sarah necesité ser más ingeniosa. Uno de sus primeros cumpleaños lo festejamos en la piscina que teníamos en el edificio y la actividad recreativa que hicimos fue pintar franelas, y estas franelas era el regalo principal del cotillón. Me encantó, el único inconveniente fue que los niños no entendieron que la franela era el regalo de salida y varios me preguntaron por el regalo de salida...

Otro cumpleaños de Sarita lo hicimos en una peluquería. Espectacular. Algunas niñas aprovecharon para cortarse el cabello, otras se peinaron, pintaron las uñas, y al final modelaron... Muy Sarita!! Fácil de hacer y entretenido para las niñas.

Uno de los cumpleaños que más nervio me dio, pero que me encantó, fue el primero que le hice a Sarita cuando entró a su colegio Santiago de León de Caracas. Estaba de moda contratar un autobús decorado para llevarlos a comer y luego a alguna distracción, como un cine. La invitación era genial: un pasaje de avión con las diferentes paradas. El lugar recreacional fue el instituto de cocina de Sumito Estévez. Acordé con la chef encargada hacer galletas. Fue genial ver niños y niñas de aproximadamente  6 años haciendo galletas, colocarlas en el horno y luego comerlas con orgullo. Les comenté que me dio mucho nervio este cumpleaños por lo siguiente:

  • Me iba a llevar 25 niños de 5, 6 ó 7 años, solos. Tuve que enviar una carta a todos los padres 2 meses antes de la celebración, explicando mi intención e indicando que si contaba con su aprobación lo hacíamos. Obtuvimos prácticamente 100% de aprobación. Un éxito!
  • El día del cumpleaños una madre me llama para decirme que su hijo es escapista por lo que me pedía que, por favor, le pusiera especial atención. Casi me moría de los nervios... No dejé de colocarle un ojo a este niño en todo el cumpleaños. No pasó nada, gracias a D-os. Tuve 3 recreadores que me ayudaron muchísimo.
  • Esta celebración fue en el 2006, en plena revolución roja de nuestro país y temí que fuéramos atacados por los rencorosos sociales, al ver un autobús decorado tan bello. Nada pasó, gracias a D-os.

El cumpleaños que más me gustó fue el que hicimos con unos profesores de teatro. Ya Sarah había demostrado su aptitud para el teatro y estuvo en un plan vacacional de teatro que le había gustado mucho. Llamé a los profesores del campamento y les planteé la idea de hacer un cumpleaños con las mejores amiguitas de Sarah, donde se les dé un taller introductorio de teatro. La invitación era una especie de ticket como los que se entregaban en el cine, donde invitábamos a las niñas a las 2pm y a los padres a las 5pm. El taller constó de varias actividades de expresión corporal y montaron una muy pequeña y sencilla obra teatral, donde Sarita era el personaje principal. A las 5pm llegaron los padres. Los recibimos con vino, como una premier, y disfrutaron de la obra que sus hijas habían montado. Como les comenté, fue una obra muuuy sencilla, pero para los padres siempre es una gran satisfacción ver a sus hijos actuar. Y para Sarita fue maravilloso ser la actriz principal. El cotillón fue entregado como se entregan los premios Oscar: a cada  niña se le llamaba, se le reconocía su actuación y recibía los aplausos de todos los presentes. Muy emocionante!! La verdad me sentí muy orgullosa de este cumpleaños. Previo al cumpleaños, nos tocó pintar la escenografía: un telón muy grande con un pueblo... lo hicimos mis amigas y yo, quedó precioso.

Otro cumpleaños que dejó huella fue uno que le hice a Brenda, bailable con DJ y con motivo de Halloween. Lo único que disfruté fue decorar la fiesta. Mis amigas y yo hicimos todos los adornos, preciosos. Los niños se dedicaron a romper los adornos, a jugar con las sillas como si fueran pelotas de Volley Ball, echaron jabón en el piso y era imposible bailar sin caerse. Tuve que parar la fiesta, encender luces y lavar el piso con jabón, para que, más o menos, pudieran bailar. Imprimí 60 invitaciones, pero los niños las fotocopiaron y vinieron cerca de 80. Y uno de los coleados dejó caer un "Peo líquido" en la fiesta, un olor insoportable... Dije que era la última vez que hacía una fiesta bailable con DJ y tantos invitados...

Alguno de los cumpleaños los festejamos un fin de semana en Puerto Azul. Llevábamos más o menos 8 niñitas y les reservábamos una habitación para ellas. Estos también los disfrutaron mucho. El único inconveniente que tuvimos fue el ruido que hacían en la noche... Nos llamaron la atención. 

Para los 15 años de Brenda tuvimos la espectacular oportunidad de ir en un crucero, con otras 3 familias con hijas quinceañeras amigas de Brenda. Espectacular! Las palabras de Brenda fueron: Mamá, éste ha sido el mejor viaje que he tenido. Aprovecharon  que había grupos de quiceañeras y disfrutaron como ellos, pero con nosotros, los padres, cerca.

Para los 18 años de Brenda fue a un lugar nocturno para adultos, donde piden cédula, y pudo mostrar la suya, con orgullo, porque ya tenía 18 años. Fue Legal!!! Y para finalizar se quedaron todos a dormir en casa. Chicos por todos lados, cuartos, sala, etc.

Los últimos cumpleaños han sido mucho más sencillos, comer en un restaurante, ir a la casa, pijamadas. La verdad que lo más importante para ellas ha sido compartir con sus mejores amigos.

Ya veremos qué hacemos para los próximos, pero ya ellas mismas deciden cómo festejarlo, y siempre consideran la situación país, donde la economía y la inseguridad no permite hacer grandes festejos.


martes, 8 de septiembre de 2015

Una vida de película, desde su nacimiento...

Mi hija mayor Brenda ya cumplió 18 años. ufff... Na'guará....

Cumplir 18 años es un hito, definitivamente, en la vida de cualquier adolescente... Y para los padres, o por lo menos para mi, es más que un hito... es un susto, mezclado con emoción y por supuesto alegría cuando te sientes orgullosa de tu hija. Orgullosa de verla crecida y es exactamente la persona que tú quieres que sea.

Cuando cumple un añito es otro hito: Yo me desperté llorando ese día, porque, a pesar de mi inexperiencia  y mis miles de errores, la bebé llegó viva y sana al año. Superó los obstáculos de una madre inexperta...

Brenda fue una hija muy deseada, al igual que Sarah. Apenas quisimos tenerlas, ellas vinieron. Pareciera que estaban esperándonos, apuradas por venir a este mundo. No se hicieron esperar, gracias a D-os.

Hablando de Brenda, su embarazo fue muy tranquilo, sin ningún inconveniente. Yo cometí el error de mantener una dieta vegetariana mal balanceada en su embarazo, por lo que ella nació de 51cm y 2,830 Kgs. Un espagueti... larguita pero flaquita. En el embarazo de Sarah dejé de ser vegetariana y comía todos los dias carne, pollo o pescado. Si comes vegetariano bien balanceado, no deberías tener problema. Mis únicos caprichos en todo el embarazo de Brenda era comerme un perro caliente. Y tenía que hacerlo, porque si no sentía que me desmayaba. El cuerpo me demandaba la proteína que no consumía, en forma de Perros calientes.

Brenda nació en la semana 38. Se me adelantó 2 semanas. Ni siquiera me dejó terminar el trabajo... como que también estaba apurada por nacer.

El día de su nacimiento fue bellísimo y siempre lo cuento como una historia espectacular. 

Un martes, 26 de Agosto de 1997, me levanto para ir al baño y boté lo que llaman el tapón. Yo no sabía que eso era el tapón. Pensaba que era algún residuo que había quedado de haber tenido relaciones sexuales la noche anterior con mi esposo. Por lo que me vestí muy tranquila para ir a trabajar. Era mi penúltimo día de trabajo. En dos días empezaba mi permiso por natalidad. 

Nunca sabré si el haber mantenido relaciones sexuales hizo que se adelantara el parto, pero si alguna parturienta está cerca de las 40 semanas y todavía nada de contracciones, lo puede intentar... Cualquier duda pueden leer: http://www.serpadres.es/embarazo/trimestres/articulo/sexo-embarazo-dudas.

En verdad me sentía extraña. Al llegar a la oficina le comenté a mi amiga Teresa: "Me siento como si hoy fuera a dar a luz". Teresa: "No, vale... aun te falta. No estás ni hinchada... tranquila". Pero resulta que sí era el día de dar a luz. 

Un rato después, a las 9am, estaba sentada en mi escritorio, reunida con un compañero de trabajo, Tony, y sentí que me estaba haciendo pipí sin poderlo controlar. Una amiga me había dicho que romper fuentes era como orinar lo equivalente a un vaso lleno de agua, y no lo puedes parar. Eso mismo me estaba pasando. Estaba rompiendo fuente... De repente me quedé callada y Tony me pregunta: "¿Qué te pasa, Simy?". Y yo con toda la calma flemática, le respondí: "creo que estoy rompiendo fuentes". Fue muy gracioso ver a Tony pararse y remangarse la camisa, dispuesto a recibir a Brenda, si llegaba a dar a luz en la oficina.

Según nos había dicho la doctora del curso profiláctico, si rompes fuente con sangre, hay que ir rápido a la clínica. Fui a revisar al baño. Había sangre, poquitíco, pero la doctora no dijo si era mucho o poco... Aun con la misma calma flemática, fui donde mi esposo,Néstor, que trabajaba un piso más abajo, y le dije: "Cielo, rompi fuentes y con sagre". Él me había acompañado al curso, por lo que también tenía claro lo que eso significaba. Él estaba hablando por teléfono y le oí decir: "Chamo, te dejo. Mi mujer está dando a luz". 

Nos fuimos a la clínica, llegamos como a las 10am, y me hicieron el primer tacto de los muchos que ese día hubo. Un centímetro de dilatación. El doctor estaba al teléfono y me dijo que era para ese día, pero al final de la tarde. "Ve tranquila a tu casa a buscar las cosas y vuelve. Yo llego como a las 2pm".

Nosotros nos tomamos tan en serio eso de irnos tranquilos, que hasta fuimos a la oficina para que Néstor recogiera sus cosas. Estando en el estacionamiento de Lagoven, empecé el real trabajo de parto. Ya sentía las contracciones y comencé con las respiraciones, como me enseñaron en el curso. El jefe de Néstor me ve, y pregunta: "¿Qué haces acá? ¿Tú no estabas ya dando a luz?. Yo le respondí, aun muy flemática: "Sí, ahora estoy en trabajo de parto, pero todavía falta, es para finales de la tarde".

Por fin, nos fuimos a la clínica nuevamente, llegamos como a las 12 del mediodía. Y mientras llenaba todas las planillas para el ingreso, se intensificaron las contracciones, pero aun perfectamente soportables. Recuerdo estar llenando el formulario, y parar varias veces por la contracción. Pero aun me parecía normal.

Entramos a los cuartos de preparto, y después de otro tacto, le dicen a Néstor, "Ve a comer porque cuando todo comience no vas a poder salir. Ahora está en 3cm de dilatación". 

Apenas me quedé sola, empecé a sentir algo más intenso el dolor de las contracciones, aunque no recuerdo la sensación. Eso es lo sabio del cuerpo humano, no recuerdas el dolor del parto, como sí recuerdo lo que sentía cuando me daban los dolores lumbares o los del dentista. Si recordaras los dolores de parto, solo tendrías un hijo.

Empieza el caos: boto más líquido amniótico, todo el piso encharcado. Voy al baño, con el susto de dar a luz en la poceta. Los dolores se hacen insoportables. Ya no me siento tan flemática. Yo estaba sola porque todo el mundo pensaba que me faltaban como 5 ó 6 horas. Me acuesto en la camilla a seguir con mi respiración, como lo indicaba el curso.

Como a la 1:30pm llega Néstor de comer, y por la cara que me dice que yo tenía, sabía que el dolor era insoportable. Y hace la pregunta de librito: "¿Tienes ganas de pujar?". Solo logré asentir. Para ese momento las contracciones eran mucho más seguidas y tocaba aguantar la respiración para no pujar. Lo que sientes es que la única forma de calmar el dolor es pujando. Pero para aguantarlo, debes dejar de respirar en el momento de la contracción.

Néstor llama por el pasillo para que alguien venga a verme, y llega una enfermera: "Ustedes son primerizos, verdad? Este parto es para más tarde". Néstor: "Pero tiene ganas de pujar". La enfermera se lo piensa y llama a un doctor. Recuerden que el mío tenía planificado llegar más tarde. Otro tacto, pero con la expresión en la cara de: "Seguro es falsa alarma". Pero no, ya estaba en 10cm. Había llegado a 10 sin anestesia. Quien ha dado a luz, sabe que la anestesia la ponen mucho antes de los 10cm. Así que pueden imaginarse cómo eran mis dolores.

Vamos corriendo a la sala de parto y le dicen a Néstor que se vaya a cambiar rápido. Lo que yo deseaba era pujar. Ya no me importaba la romántica idea de dar a luz con mi esposo... Solo quería pujar yaaaa. Pero faltaba toda la preparación, la peridural, y qué se yo qué más. Yo solo estaba concentrada en la respiración para aguantar las terribles ganas de pujar.

Al ratito aparece Néstor, y me dicen que ya podía pujar. Por fin!! La primera pujada no fue nada efectiva. El doctor, que no conocía, por cierto, me dice: "Simy, te dije PUJAR". Primera pujada efectiva: sale la cabecita negrita de Brenda, segunda pujada efectiva y casi tienen que atajar a la bebé... salió completita y empezó a llorar y yo con ella, pero de emoción infinita. En ese mismo momento olvidas todos los dolores. Lo único importante es saber cómo está la bebé y empiezas otra vez a compartir con el papá. Ya eres tú de nuevo. Ya no estás dominada por las horribles ganas de pujar.

A todas estas, mi mamá estaba esperando afuera, porque Néstor iba a entrar y salir rapidito para decirle cómo estaba yo. Cuando salió, fue para decirle que ya Brenda había nacido. Fueron 15 minutos. Increible!!!

El nacimiento de los niños es un milagro maravilloso...


sábado, 15 de agosto de 2015

¡¡¡Y ahora yo soy la protagonista!!!!

Los que tenemos más de un hijo nos toca, muchas veces, hacer malabares para hacer sentir a cada uno de nuestros hijos como únicos y especiales. 

Yo me he dado cuenta que es muy importante que cada uno de nuestros hijos descubra en lo que se puede destacar y nos toca a nosotros, los padres, motivarlos a hacerlo. Esto ayuda de forma importante y positiva a su autoestima. Si solo uno de los hijos descubre su talento, los otros se pueden sentir que valen menos. Por eso es de vital importancia ayudarlos a buscar sus talentos.

En mi caso, descubrir el talento de Brenda fue fácil. Es una bailarina entregada y maravillosa. Por esta razón Brenda se destacó cuando bailó flamenco desde muy pequeña, le ha ido muy bien cada vez que ha participado en un Show de Talentos, y fue un éxito cuando participó en las Gaitas del CSLC.

Con Sarah fue distinto. Intentó lo mismo que hizo Brenda. Como hermana menor, es común que uno busque colocarla junto a la hermana mayor en todo lo que hace. Para mi fue un error. Brenda se destacaba y Sarah quedaba en segundo plano. 

Siguiendo la búsqueda, pero también siguiendo el mismo modus operandi, las coloqué en un plan vacacional de teatro a ambas. La gratísima sorpresa fue que Sarita se destacó, pero no solo con respecto a Brenda, si no que sobresalió en la obra final. Todos los padres la felicitaron de forma especial. Una niñita de escasos 6 años fue la narradora de la obra. Salía en cada intermedio a explicar en qué consistía el acto que veríamos a continuación. Lo hizo con una tranquilidad y soltura impresionante. Se aprendió todos los textos y los decía con una naturalidad, como si ella misma los estuviera improvisando. Yo lloraba de orgullo, de emoción y, sobretodo, de felicidad por haber encontrado el talento de Sarah.

A partir de ese momento empecé a buscar actividades que tuvieran que ver con teatro. Incluso uno de sus cumpleaños fue un minitaller de teatro. Las niñas me las dejaron temprano en casa, y estuvieron 3 horas con unos profesores de teatro, aprendiendo algunas técnicas, y preparando una pequeña y sencilla obra. En la última hora del cumpleaños recibimos a los padres con copas de vino y se sentaron a ver a sus hijas actuar. No fue una obra de Broadway, pero si fue muy emocionante ver a los padres apreciando y aplaudiendo a sus hijas mientras actuaban. Y, por supuesto, Sarita fue la protagonista de la obra y la pasó genial.

Luego de ahí empecé a buscar una actividad más seria de teatro y Sarah entró en El Taller Colibrí, en Escena 8. Ha sido una experiencia espectacular. 

Lleva 4 años, y año tras año hace una actuación espectacular. Y lo más importante, en esos días Sarah es la protagonista de nuestras vidas.


miércoles, 5 de agosto de 2015

¿Y en cuál colegio las ponemos?

En los años que nacieron Brenda y a Sarah lo común era reservar el colegio, inclusive antes de nacer el hijo. En nuestro caso, no fue así. 

Brenda y Sarah pasaron por guarderías desde los 6 meses hasta el año y medio o 2 años, porque yo trabaja todo el día. 

Aprovecho para comentar que me gustó la idea de Guardería, por las siguientes razones:
- no son malcriadas,
- adquieren disciplina,
- se relacionan con otros niños desde temprano,
- se enfermaban tanto, que adquirieron todos los anticuerpos para pasar los siguientes años sin casi enfermarse.

La gran desventaja que viví fue el cuidado en serie: una vez que me aparecí de sorpresa en la guardería, me encontré a mi hija sentada en una vasenilla obligada. No se paraba ni que yo le dijera. Imagino que la presión debe haber sido fuerte porque mis hijas dejaron tarde los pañales. No eran muy fanáticas a las pocetas. Creo que  le traían malos recuerdos :(

Al año y medio de Brenda, empecé a buscar colegio, pensando que era suficiente tiempo antes, ya que la entrada al colegio era de 4 años, por lo general.

Me paseé por todos los bilingues y los enfocados en música.

Un colegio, recuerdo, era como muy blanco, todo impecable. Me dio temor que mis hijas no pudieran ni jugar por no poder ensuciar ni las paredes ni el piso. Me parecía como un colegio sin vida.

En otro colegio  me sentí como que me estaban haciendo un favor... Tampoco me gustó. Quería que mis hijas sean bien recibidas y queridas en el lugar donde iban a pasar gran parte de sus días.

El último colegio donde fui, no estaba en mi lista. Fue únicamente porque utilizaban el método Montesori y lo que había leído y escuchado del método me llamaba mucho la atención. Éste es el Colegio CEAMM, en Santa Fé.

Al entrar me sentí totalmente identificada. Fui por la época de Semana Santa, que coincidía con nuestra pascua, Pesaj. En una pared había puros dibujos de un Jesús crucificado, y en la otra pared dibujos de un Moisés atravesando el mar dividido en 2. Esa era nuestra realidad. Familia paterna católica, familia materna judía. Mis hijas vivían con ambas religiones, y aunque fueran judías, mi interés era que respetaran la religión de su familia paterna. Ya esa primera impresión me enganchó. La entrevista confirmó que este era el colegio que quería para mis hijas..

La única desventaja era que el colegio no tenía secundaria. Solo hasta sexto grado.

Igual mis hijas pasaron sus primeros años en el CEAMM, y ha sido de las mejores decisiones que hemos tomado para nuestras hijas.

En la elección del colegio también era importante que estuviera cerca de la casa o en el camino de la casa al trabajo. 

Cuando cambié de trabajo, el CEAMM se me hizo lejos desde el trabajo. El colegio que me quedaba al lado del trabajo era el Santiago de León de Caracas. Desde niña me encantaba este colegio, eran nuestros contrincantes en las olimpiadas de matemática y fue el colegio que me recomendó mi querido profesor Chuchú. 

En ese momento fue fácil decidir que el siguiente colegio donde mis hijas iban a terminar sus estudios era el Santiago de León. Lo vi como un mensaje perfecto: el colegio que quería para mis hijas está a dos cuadras de mi trabajo. 

En conclusión, los 2 colegios de mis hijas han sido la mejor decisión y la mejor combinación.


domingo, 12 de julio de 2015

Los perros... del miedo a la adoración...

En nuestra vida tener un perro (o dos) ha sido siempre algo importante. Yo, en lo particular, pienso que tener una mascota, cuando eres niño, te ayuda a aprender lo que es la responsabilidad, te hace sensible, y además aprendes lo que es la flexibilidad. Cuando se tiene un perro en casa, nada es perfecto. Pero la idea es que la balanza se vaya hacia lo positivo... el cariño, el cuidado, la alegría que te da un perrito sea mayor que las obligaciones que ellos te hacen tener. En nuestro caso, las obligaciones han sido, en su mayoría, de Brenda y de Sarah.

Por estas razones, cuando Brenda era muy chiquita nos preocupaba que ella le tuviera tanto miedo a los perros. Le aterraba hasta una raza muy pequeña. 

Yo recordaba que mi papá me contaba que a mi me pasada lo mismo, y él lo resolvió comprando un perrito súper cariñoso, Charlie. Yo le halaba las orejas, lo fastidiaba, y el perrito fiel se quedaba al lado mío, aguantando... Así son los perros, los seres más fieles de la tierra.

Resolvimos hacer lo mismo con Brenda. Estudiamos las diferentes razas, y concluimos que boxer era lo ideal. A la edad de 1 año, casi 2, de Brenda, compramos a Kiara, una boxer de 6 meses. 

Brenda reaccionó igual que yo cuando tenía su edad y mi papá compró a Charlie. Kiara, que era mucho más grande, en todos los sentidos, que Brenda, hacía sin rechistar todo lo que Brenda le pedía o le hacía hacer. Recuerdo las 18 vueltas que le hacía hacer Brenda a Kiara, alrededor de una silla. Recuerdo como Brenda pretendía ser la jinete de Kiara. Recuerdo como cada juguete, grande o pequeño, era jinete de Kiara, hasta la sillita de su escritorio. También recuerdo como Kiara permanecía al lado de la cama de Brenda, cuando estaba enfermita. 

De la misma forma, Sarah nació teniendo un perro en la familia, por lo que si le tenía miedo al principio, cuando era muy chiquitica, el miedo se esfumó antes de ser un problema.

Demostré que el miedo de Brenda había desaparecido TOTALMENTE cuando estábamos, un día, por un centro comercial, y vimos un perro enorme, con cara de bravo, a cualquiera le podía inspirar miedo, y Brenda fue corriendo a abrazarlo. No la pude frenar... pero gracias a D-os, el perro no era peligroso. Una vez Brenda guindada del cuello del enorme perro fue que pude preguntar: "No muerde, verdad?".

Después me tocó explicarle a Brenda que no todos los perros eran como Kiara, y que cuando vea uno que quiere abrazar, pregunte antes al dueño si lo podía hacer... Pues sí, después que le hicimos creer que los perros eran los seres más adorables y que no había que tenerles miedo, hubo que recoger un poco esa enseñanza y decirle que había una pequeña porción de perritos que no eran tan dóciles como Kiara. 

Al final, la historia tuvo un primer final feliz... logramos lo que queríamos, Brenda y Sarah adoran a los perros. Ninguna de las dos le tiene miedo a los perros, de ningún tamaño. Y creo que ambas serán de esas personas que siempre tendrán un perrito en su casa.

Digo primer final, porque muchas otras cosas pasaron con Kiara, que ya contaré en otras historias...

domingo, 5 de julio de 2015

Pistacho... Perrito Milagroso

Brenda y Sarah empezaron en un maravilloso colegio su maternal y preescolar, El CEAMM. Para mi fue la mejor decisión que tomamos. La base emocional, social, y en todos los aspectos, que les dio ese colegio a ambas es la mejor que yo puedo imaginar. Lo único malo de este pequeño y maravilloso colegio es que solo llega hasta 6to grado.

Cuando Brenda estaba por pasar a 3er grado y Sarah aun en preescolar, las cambiamos al Santiago de León de Caracas (CSLC). También maravilloso y también pienso que fue la mejor decisión.

La adaptación al nuevo colegio para Sarah fue excelente, pero para Brenda no fue tan fácil. Hay que tomar en cuenta que la cantidad de alumnos de todo el CEAMM es menor a la cantidad que hay en el preescolar del CSLC. 

En el caso de Sarah, como en el CEAMM unían los salones, ella venía de aulas de muchos niñitos, aunque con 3 profesores. Pero era algo muy parecido. 

En el caso de Brenda, ella venía de un salón de 14 niños, con atención personalizada, y entró en un salón de 30 niños, y nadie le prestaba atención. Era la nueva y tímida. Ella estaba muy triste y llegué a pensar que quizá para Brenda no fue buena idea cambiarla de colegio. En el CEAMM era excelente alumna, muy querida y respetada por todos los amigos. Acá era casi ignorada. Brenda me pedía todos los días, llorando, que la devolviera a su viejo colegio.

Debo confesar que muchas veces fui al colegio a hablar con la maestra y le pedía que la moviera de puesto, porque los vecinitos le hacían maldades, hasta la hacían dudar de sus respuestas en los ejercicios. Hoy en día esos mismos niñitos son sus mejores amigos... Pero pienso que Brenda sufrió del famoso bulling en esos días.

Le pedí que aguantáramos este año escolar y si no logra adaptarse la devolvía al CEAMM para 4to grado.

En Diciembre de ese primer año en el CSLC (2006) una compañera de trabajo estaba vendiendo los cachorros de su perrita. Unos poodles pequeñitos, bellísimos. Decidí comprar uno. Con la simple razón de regalárselo a Brenda, como consuelo, y como premio a que había más o menos llevado adelante su problema de adaptación. 

Pasamos todo Diciembre con Pistacho en casa. Brenda y Sarah lo asumieron muy bien como su protegido y lo cuidaban y atendían de forma admirable. Pistacho es de ambas.

Yo no sé si Pistacho fue la razón, pero Brenda se reincorporó a su colegio en Enero con una nueva cara, nuevas fuerzas, más segura de sí misma, y todo cambió. Le pidieron que acompañara a un grupo de niñas en el Talent Show, mejoró en natación, subió sus notas, volvió a ser la buena estudiante que era en el CEAMM y ya no tuvo más nunca problemas de bulling.

Hoy en día, Brenda se está graduando del CSLC y ella me dice que se siente muy orgullosa de haber estudiado en este colegio. Ha vivido las mejores experiencias de su vida dentro del colegio y con sus compañeros, y agradece mil veces que la hayamos colocado en ese colegio... Sus mejores amigos son del colegio Santiago de León.

Definitivamente, los perros son los mejores amigos y sicólogos...


jueves, 18 de junio de 2015

Por estos bellos regalos es que ser madre es lo mejor que me ha podido pasar...

He cometido millones de errores con mis hijas, y los seguiré cometiendo... Pero cuando lees cosas como esta, sabes que el balance es positivo... Lloras de felicidad, de orgullo y sabes que esta personita se merece lo mejor de ti... Por lo tanto, estaré siempre buscando ser cada vez mejor. Muchas gracias, hija bella. 



Para una mujer inolvidable
En orden cronológico lo voy a escribir, desde que nací hasta ahora. Ay mami siete meses y medio me tuviste en tu barriga.  Llegó el día seis de abril, te esforzaste supongo yo. Me contaste que estuve en varias guarderías. Cuando cumplí dos años me metiste en el CEAMM, gracias mami o má, como te digo en verdad.
A los seis años me metiste en el Santiago de León de Caracas, aquí empecé en grandes. Conocí a mi mejor amiga, mi hermana, con la cual tú me has ayudado dándome consejos cuando peleamos. Yo no sé cómo, pero te enterabas de todo, eso me molestaba. Empecé a crecer y a crecer y como cosa rara tú siempre me cuidaste.
Mírame ahora y todo esto te lo debo a ti. Por enseñarme, ayudarme y vuelvo y repito cuidarme. No entiendo tu paciencia, es infinita, eso lo admiro de ti. Tu manera de siempre seguir adelante, es envidiable. Me molesta tu forma de vestir, no es muy linda, pero apartando eso eres casi perfecta.
Ahora yo voy a fiestas y tu pones en riesgo tu seguridad, por buscarme lo más tarde posible, gracias. Ay má pero que se hace cuando estas de mal humor, no lo sé, pero como tú me soportas en las mismas tendré que hacerlo yo también. Te agradezco por todo lo que me has dado o me has facilitado. Te amo y si nunca te lo digo, pero créeme te amo.

(Escrito por Sarah Torres Blomer para su Antología de 2do año)


viernes, 12 de junio de 2015

Arepitas de formitas... La solución maravillosa...

Yo no me escapé del típico: "Mi hija no come... Se va a desnutrir". 

Tanto Brenda como Sarah no querían comer. Solo teteros. Quizá porque su madre no es una chef muy agraciada en las habilidades culinarias, y la comida que iban probando no era tan rica... Compré todos los libros de recetas para niños... y nada me quedaba como decía el libro que debía quedar... Frustración total.

Traté de nunca pelear con ellas por eso, pero si me generaba la típica angustia. La única vez que me puse a obligarlas a comer, perdí... Si decían no comer, no comían... Nada las hacía cambiar de idea...

Por eso adoraba ir a la cita de control con el pediatra. Si él me decía que estaban bien y que el peso no era problema, me tranquilizaba. Brenda llegó a tener 11 kilos por debajo del peso correspondiente a su edad, cuando tenía entre 12 y 15 años, pero el doctor la encontraba perfecta. Lo que le decía era: Brenda, puedes comer lo que quieras, helados, chocolates, caramelos, pasta, lo que sea, tienes 11 kilos de holgura...

Sarah no era tan baja en peso, pero si era flaquita, a partir de los 3 ó 4 años.

Pedían a gritos ir a McDonald... Para comerse solo uno o dos nuggets y 5 papitas... ¿Quién se comía el resto? su mamá... Ahora entiendo por qué tengo kilos en exceso... todo los que a ellas les faltaba, me los fui echando yo encima...

Un día, dentro de mi desespero, se me ocurrió ponerlas a ambas en la cocina y les dije que hicieran con la masa de las arepas las formas que quisieran y yo las cocinaba. Salían papitas fritas, nuggest, helados, letras, culebras cortas y largas,  figuras abstractas... Y se las comían... 

Pero no siempre teníamos el tiempo hacer estas manualidades, entonces opté por utilizar los moldes para galletas (corazones, estrellas, osos, elefantes, etc.). Al principio comían 2 ó 3 cada una. El éxito total... Pasando los años y abriéndose el apetito, se comían 5 arepitas cada una...Ya me tenía asegurado el desayuno. La comida más importante del día.

Pero las arepitas se hicieron famosas entre las amiguitas y había veces que me tocaba hacer raciones para 5 ó 6 niñas (25 ó 30 arepitas). Hasta que ya eran adolescentes y cada una podía comerse hasta 18 ... y si venían las amiguitas... 50 ó más arepitas... Dejó de ser el desayuno común para pasar al consentimiento de los domingos... 

Ya ellas comían perfecto todas sus comidas... Aunque nunca llegaron al peso correspondiente a su edad. El doctor siempre me decía que no las forzara, que lo iba a agradecer cuando crecieran. Nunca iban a ser obesas. Y así está siendo. Gracias a mi queridísimo Dr. Leyba. 

Cuando Brenda y Sarah tenían entre 13 y 15 años, les daba pena comer arepitas de formitas, les provocaba pero querían demostrar que ya no eran bebés... (eso no fue hace mucho, hace 2 ó 3 años). 

Chao a las arepitas de formitas, pero cómo me ayudaron...

domingo, 7 de junio de 2015

Chao a los teteros...

Cuando el pediatra me dio el plan para que Brenda dejara el tetero, yo lo cumplí al pie de la letra y funcionó perfecto. 

Brenda tomaba 3 teteros, mañana, tarde y noche. Debía quitarle el menos importante, el de la tarde, al año. Lo reemplacé por un bellísimo vaso con su pitillo. Al principio Brenda  no lo tomaba completo, pero le entusiasmaba el vaso nuevo. El segundo tetero a reemplazar debía ser al año y medio, y el tercero a los 2 años. Ya para los 2 años Brenda no utilizaba los teteros. ¡Me parecía genial!!

Cuando nació Sarah, tenía planificado seguir el mismo plan. Al cumplir el año Sarah, le reemplacé el primer tetero, el de la tarde, por un vaso bellísimo también y ella lo asumió muy bien. Sarah adoraba la leche. No tuvo problemas en cambiar el tetero por un vaso, desde el primer día, a tal punto, que a la mañana siguiente, cuando coloqué el vaso de Brenda y el tetero de Sarah juntos, Sarah tomó el vaso de Brenda y se tomó su leche... Sarah dejó los teteros al año... Tuve que colocarle su vaso siempre, porque si no, le quitaba el vaso a Brenda....

Yo no soportaba lavar teteros, sentía que nunca quedaban totalmente limpios, lo que más anhelaba era reemplazar los teteros lo más rápido posible, y con este plan, lo logramos...

miércoles, 3 de junio de 2015

Pero, mamá, déjame hablar...

Cuando Brenda tenía como 3 ó 4 años, era muy normal que su cuarto estuviera muy desordenado... Todos los juguetes regados por todo el cuarto, como un niño normal de su edad.

Un día cualquiera íbamos a salir, y le había dicho varias veces que recogiera para poder salir. Como también era normal, Brenda no me escuchaba...

Le dije: "Brenda, me voy a bañar y al salir quiero ver tu cuarto completamente ordenado o no sales con nosotros." Salí de su cuarto para ir a bañarme. 

De repente Brenda recuperó la audición y vino corriendo a buscarme: 

Brenda: "Mamá, ya va".
Yo: "No, Brenda, ya está dicho. Recoge"
Brenda: "Pero, mamá..."
Yo la interrumpía: "Lo siento, Brenda, recoges o ya sabes"
Brenda: "Pero, mamá..."
Y yo la volvía a interrumpir... Y así varias veces, hasta que su papá me dice: "vamos a ver qué te quiere decir Brenda, déjala hablar".
Yo: "A ver, Brenda, ¿qué quieres decir?".
Brenda: "Mamá, tú te bañas muy rápido y no me va a dar tiempo de recoger todo mi cuarto".

............ Silencio absoluto.........

Yo no sabía como controlar las ganas de reirme... Ella tenía toda la razón. El castigo iba seguro, según la condición que yo le había puesto.

Yo: "Ok, Brenda. Me voy a bañar, y si al salir no veo que hayas empezado a recoger, y hayas hecho el trabajo que alcanza a hacerse en el tiempo de mi baño, no sales.."

Definitivamente, ese día aprendí que a los niños siempre hay que escucharlos... La mayoría de las veces tienen cosas muy sensatas que plantear y los adultos solemos subestimarlos...

Cuando llega el hermanito... y los celos, benditos celos...

Algo que me preocupaba muchísimo era cómo iba a reaccionar Brenda cuando naciera su hermanita Sarah.

Alguien me dio una explicación que me pareció genial: Para un bebé, la llegada de su hermanito, era como que el esposo le dijera a su esposa: "Amor, tú eres tan chévere, te quiero tanto, que voy a buscar otra como tú, para que compartamos los tres".  Si a mi me dicen eso, moriría de los celos. Imaginé que eso mismo sentiría Brenda. 

Leí todo lo que pude sobre cómo preparar a Brenda. Compré un cuento bellísimo dónde un niño como Brenda, llamado Mateo, estaba esperando a su hermanita. Hicimos exactamente lo que el cuento dijo que hizo Mateo y su familia. Por lo que para Brenda no iba a haber sorpresas. 

Hablábamos mucho de la hermanita y Brenda le daba besitos a la barriga. Yo pensaba que lo estábamos haciendo muy bien. Todo iba a salir perfecto.

Le dimos a Brenda un cuarto nuevo, bellísimo, con televisión, muchos muñecos, un escritorio a su altura, y de colores preciosos. 

Deshicimos el cuarto anterior de Brenda, quitamos las sábanas, cambiamos la posición de los muebles, para que se viera feo, así cuando Brenda entrara, prefiriera su nuevo cuarto, sin lugar a dudas. Hicimos todo esto varios meses antes del nacimiento de Sarah. 

Cuando ya vimos que Brenda no pedía más entrar a su cuarto viejo, lo volvimos a acomodar. Iba a ser el cuarto de Sarah.

Como estuve de reposo mes y medio antes del nacimiento de Sarah, aprovechamos para terminar de quitarle los pañales a Brenda. Ya para la víspera del nacimiento de Sarah, Brenda no necesitaba pañal ni de día ni de noche.

Llegó el día del nacimiento de Sarah, y seguimos al pie de la letra lo que hizo Mateo: papi y mami se fueron a la clínica, y al día siguiente iba Brenda a conocer a su hermanita. Sarah le trajo un regalo a Brenda.

La sorpresa fue que cuando Brenda llegó a la habitación, lo primero que hizo fue orinarse en la entrada.. Oh Oh.. Algo no andaba muy bien, pero no hicimos mayor caso al accidente. Al ratito se volvió a orinar... Creo que ya era seguro que había problemas. Tuvimos que cambiarle y colocarle uno de los regalos de Sarah.

Una vez en casa, Brenda me daba los buenos días desde la puerta de mi cuarto y se orinaba ahí mismo... Oh no, echó todo el proceso para atrás, pero igualmente, por todo lo que leímos, no le dimos mayor importancia a los accidentes. Esto pasó a la semana.

Yo cometí el mayor error que se puede cometer: temiendo por los celos de Brenda, yo no era amorosa con Sarah frente a Brenda... Terrible decisión... Sarah también necesitaba y quería mi atención... Lo cambié al mes, pero ya Brenda se ponía mucho más celosa cuando me veía con Sarah.

La mayor alerta fue cuando dejé a Sarah en su portabebé solita en el cuarto, y yo la veía desde el baño. Cuando Brenda la vio ahí, le tomó el brazo y empezó a halarlo, hasta que le pregunté, con toda la calma posible: "¿Bella, que estás haciendo?". Al escucharme se sorprendió y me respondió:" Mami, no sabía que estabas ahí..". Ups, no tenía muy buenas intenciones.

Brenda no sonreía ya en las fotos. Pasó de ser una bebé alegre a una bebé sería y malhumorada... Yo no sabía qué hacer...

Al final todo pasó a los 3 meses de nacida de Sarah, y nos convertimos en el trío fantástico.

Con esta experiencia no busco decir qué hacer, porque yo aun no sé cómo debí haber hecho, solo espero consolarte, porque si estás desesperada por los celos de hermanito, quiero que sepas que es normal... Y la buena noticia es que pasa...Mientras menos le llames la atención al hermano mayor, más rápido pasa...


miércoles, 27 de mayo de 2015

No todos los bebés toleran las clases de natación

Estando embarazada de mi primera hija, Brenda, tenía muy claro que ella iba a tomar clases de natación desde los 6 meses. 

Para mi era muy importante que los niños sepan nadar desde pequeños, sobre todo en un país como el nuestro, donde es muy común ir a la playa o a una piscina en cualquier momento. Además, me daba tranquilidad saber que si ocurría un accidente y la bebé se caía al agua, ella iba a poder defenderse.

Yo empecé a ver las clases que dictaban a los bebés, fascinada, e imaginándome a Brenda participar en ellas, desde sus 6 meses de edad. No antes, porque el entrenador solo los aceptaba a los 6 meses. Por mi, que empezara a los 3 meses.

Esperaba con mucha ansiedad la llegada del día de poder incorporarnos a las clases de natación.

Llegó el día y nos metimos en la piscina, Brenda y yo, con el grupo de bebés y mamás o papás.

Brenda hizo todo lo que el entrenador le hacía hacer, sin problemas. Nunca lloró, ni rechazó la clase. Yo me sentía realizada. Todo estaba ocurriendo como lo soñaba.

Al terminar la clase, pusimos a Brenda en su salvavidas, para quedarnos un rato más en la piscina. Todo iba muy bien.

Luego salimos, fuimos a comer, descansar, disfrutar del día de playa.

Cuando volvimos a entrar a la piscina, Brenda empezó a llorar a gritos y rechazó totalmente el agua. No sabíamos que estaba pasando, pero no lo intentamos más por ese día.

Cuando  fuimos a ducharnos, Brenda lloró otra vez, desesperada y tuve que bañarla abrazada a mi, cuando antes lo hacía sentadita, jugando con el agua.

A partir de ese día, Brenda no volvió a entrar a una piscina sin estar abrazada a mi o a su papá... Obviamente, no volvimos a las clases de natación... Brenda rechazó totalmente la piscina, podría decirse que se traumatizó, no le gustó lo que hizo con el entrenador, a pesar de haber sido muy cariñoso con ella... Los demás niños seguían en su clase, tranquilos.

Pasamos un año con Brenda sin querer estar sola en la piscina...

Cuando ya tenía año y medio, otro instructor, también muy cariñoso con los niños, me propuso que lo dejara intentar quitarle el miedo. Este entrenador la paseó por toda la piscina, abrazada, hasta que ella se sentía segura con él. Así varios días, hasta que permitió que la soltara, muy poco a poco... 

Cuando nació Sarah, ni intentamos las clases de los 6 meses. Esperamos al año y medio para que tomara las mismas clases, con el entrenador de Brenda.

Actualmente, Brenda y Sarah nadan y compiten con el equipo de su colegio, y lo hacen muy bien.

Definitivamente, no es necesario tomar las clases a los 6 meses. No todos los bebés lo toleran...

martes, 26 de mayo de 2015

La música clásica es mágica para los niños

Para Sarita nacer no fue fácil. Ella es lo que llaman una "sobreviviente"... 

Al principio del embarazo tuve que tomar hormonas porque quizá la podía perder (engordé 5 kilos en 2 meses), y al quinto mes mi papá sufrió un ACV. Mi angustia hizo que la placenta envejeciera antes de tiempo. Al sexto mes tenía una placenta como de 8 meses. Reposo absoluto hasta que naciera Sarah. 

Sarah nació de 34 semanas cumplidas, casi 8 meses. Ella nació perfecta, gracias a D-os y gracias al obstetra, Juan Carlos Pons! Pequeña, claro, pero no necesitó incubadora, más allá de la que usa un bebé recién nacido, 2 horas.

No sé si todos estos eventos hicieron que Sarah se manifestara como una bebé, que eventualmente, cuando algo se le negaba, lloraba sin control y a gritos. Imagino que desde afuera se veía como un ataque de malcriadez.

Leyendo un poco, proponían utilizar la música clásica, en particular la Barroca, para calmar la ansiedad de los bebés.

Todas las noches y siestas Sarah dormía con música clásica. Se despertaba bailándola. Cuando le daba sus ataques de llantos desesperados, la llevaba a su cuna, prendía la música clásica, y le pedía que me avisara cuando se calmara para venirla a buscar. Lloraba tanto que pensaba que algún día un vecino iba a pedir botarme del edificio o llamaría a los defensores del menor... Ganas de ir al cuarto y cargarla o gritarle para que se callara no me faltaron... Pero sabía que tenía que aguantar, si quería que esta conducta mejorara.

Su primera y única demostración de pataleta que hizo fuera de la casa (no había cuna ni música clásica) fue yendo al colegio, al año y medio. Ella adoraba ir al colegio. Le dije que así como estaba no podrá ir al colegio, porque podía maltratar a sus amiguitos. 

Cuando llegamos al colegio, dejamos a Brenda y nos devolvimos a la casa. Lo pude hacer porque ese día era libre en mi trabajo. Pienso muy importante imponer consecuencias factibles.

Al bajarse Brenda en el cole, la maestra me preguntó si también bajaba a Sarah y le dije que no... La carita de Sarita era de impresión: En verdad no me van a dejar ir al Cole...

Nos fuimos a la casa. Obviamente Sarita estaba callada y triste... Siempre me cuestiono si hago bien, si no exagero. Pero no volví a ver en ella una pataleta.

¿Cómo es Sarah hoy en día? Ni la muestra de lo que era recién nacida. Nadie se imagina, al conocer a Sarah hoy, que ella aparentaba ser una bebé malcriada. Sí es un poco ansiosa, sí se desespera cuando algo no le sale como ella quiere. Como adolescente, adolece de los malos humores típicos, pero es bastante controlada...

Ya no escucha música clásica... Me habría encantado que le quedara un poco la pasión por ella, pero creo que la atosigué de música clásica... 

De más está decir que nunca les he pegado a mis hijas... Nunca me hizo falta, gracias a D-os...

lunes, 25 de mayo de 2015

Los bebés recién nacidos no manipulan

Cuando estaba embarazada de Brenda, mi primera hija, pensaba que los bebés manipulaban y por eso solo dormían en brazos, o con movimientos. Yo decía que cuando llore, la dejaré llorar para que se acostumbre a dormirse en su cuna. Nada de brazos.

Una cosa es lo que uno dice cuando la bebé aun no ha nacido, y otra la que haces cuando conoces a esa personita. El amor crece exponencialmente. No es el primer día, es como el segundo que te das cuenta que sientes un amor infinito por esos casi 3 kilos. Que todas la amenazas dichas antes de nacer, eran totalmente imposible de cumplir.

Cada vez que mis hijas lloraban las cargaba. Aprendí que ellas lloran porque no saben hablar (Obvio) y hay que saber escucharlas. Necesitan algo. Si no es comida, ni están muy mojadas, ni les duele algo, solo piden amor, más amor. Cargarlas, consentirlas, hacerlas sentir que no están solas, y que tú vas a estar siempre que te necesiten, ya las calmaba.

Mis hijas no pedían brazos para dormir. Les gustaba su cuna, o el coche, pero si lloraban siempre las atendía. Hasta dormida, como sonámbula, me paraba a estar con ellas. Una caricia, una palabra, un abrazo era suficiente para calmarse y seguir tranquilas buscando su sueño.

Antes de nacer - ya dormían su noche entera

Yo no sé qué es un trasnocho con mis hijas recién nacidas.

Quizá fui muy estricta, pero cuando Brenda y Sarah estaban en mi barriga, no les hablábamos a partir de las 8pm. Yo pasaba todo el día hablándoles, empujándolas, pero al llegar la noche, ni su papá ni yo les hablábamos. 

Al nacer, cuando se despertaban en la noche para comer, las cargábamos con la luz muy tenue, apenas para verlas. Les daba su comida y a seguir durmiendo. Trataba de ni siquiera cambiarle el pañal. No jugaba con ellas, ni les hablaba... Si te conozco, no me acuerdo.

Yo no sé si todo esto fue la razón para que ambas, durmieran toda su noche desde los 15 días Brenda, y desde el mes y medio Sarah. Sarah nació prematura, y al mes de nacida ya pesaba y medía como una bebé a término... Por lo que, puedo decir que, al igual que Brenda, durmió toda su noche desde los 15 días, una vez llegó a su peso normal.