domingo, 12 de julio de 2015

Los perros... del miedo a la adoración...

En nuestra vida tener un perro (o dos) ha sido siempre algo importante. Yo, en lo particular, pienso que tener una mascota, cuando eres niño, te ayuda a aprender lo que es la responsabilidad, te hace sensible, y además aprendes lo que es la flexibilidad. Cuando se tiene un perro en casa, nada es perfecto. Pero la idea es que la balanza se vaya hacia lo positivo... el cariño, el cuidado, la alegría que te da un perrito sea mayor que las obligaciones que ellos te hacen tener. En nuestro caso, las obligaciones han sido, en su mayoría, de Brenda y de Sarah.

Por estas razones, cuando Brenda era muy chiquita nos preocupaba que ella le tuviera tanto miedo a los perros. Le aterraba hasta una raza muy pequeña. 

Yo recordaba que mi papá me contaba que a mi me pasada lo mismo, y él lo resolvió comprando un perrito súper cariñoso, Charlie. Yo le halaba las orejas, lo fastidiaba, y el perrito fiel se quedaba al lado mío, aguantando... Así son los perros, los seres más fieles de la tierra.

Resolvimos hacer lo mismo con Brenda. Estudiamos las diferentes razas, y concluimos que boxer era lo ideal. A la edad de 1 año, casi 2, de Brenda, compramos a Kiara, una boxer de 6 meses. 

Brenda reaccionó igual que yo cuando tenía su edad y mi papá compró a Charlie. Kiara, que era mucho más grande, en todos los sentidos, que Brenda, hacía sin rechistar todo lo que Brenda le pedía o le hacía hacer. Recuerdo las 18 vueltas que le hacía hacer Brenda a Kiara, alrededor de una silla. Recuerdo como Brenda pretendía ser la jinete de Kiara. Recuerdo como cada juguete, grande o pequeño, era jinete de Kiara, hasta la sillita de su escritorio. También recuerdo como Kiara permanecía al lado de la cama de Brenda, cuando estaba enfermita. 

De la misma forma, Sarah nació teniendo un perro en la familia, por lo que si le tenía miedo al principio, cuando era muy chiquitica, el miedo se esfumó antes de ser un problema.

Demostré que el miedo de Brenda había desaparecido TOTALMENTE cuando estábamos, un día, por un centro comercial, y vimos un perro enorme, con cara de bravo, a cualquiera le podía inspirar miedo, y Brenda fue corriendo a abrazarlo. No la pude frenar... pero gracias a D-os, el perro no era peligroso. Una vez Brenda guindada del cuello del enorme perro fue que pude preguntar: "No muerde, verdad?".

Después me tocó explicarle a Brenda que no todos los perros eran como Kiara, y que cuando vea uno que quiere abrazar, pregunte antes al dueño si lo podía hacer... Pues sí, después que le hicimos creer que los perros eran los seres más adorables y que no había que tenerles miedo, hubo que recoger un poco esa enseñanza y decirle que había una pequeña porción de perritos que no eran tan dóciles como Kiara. 

Al final, la historia tuvo un primer final feliz... logramos lo que queríamos, Brenda y Sarah adoran a los perros. Ninguna de las dos le tiene miedo a los perros, de ningún tamaño. Y creo que ambas serán de esas personas que siempre tendrán un perrito en su casa.

Digo primer final, porque muchas otras cosas pasaron con Kiara, que ya contaré en otras historias...

domingo, 5 de julio de 2015

Pistacho... Perrito Milagroso

Brenda y Sarah empezaron en un maravilloso colegio su maternal y preescolar, El CEAMM. Para mi fue la mejor decisión que tomamos. La base emocional, social, y en todos los aspectos, que les dio ese colegio a ambas es la mejor que yo puedo imaginar. Lo único malo de este pequeño y maravilloso colegio es que solo llega hasta 6to grado.

Cuando Brenda estaba por pasar a 3er grado y Sarah aun en preescolar, las cambiamos al Santiago de León de Caracas (CSLC). También maravilloso y también pienso que fue la mejor decisión.

La adaptación al nuevo colegio para Sarah fue excelente, pero para Brenda no fue tan fácil. Hay que tomar en cuenta que la cantidad de alumnos de todo el CEAMM es menor a la cantidad que hay en el preescolar del CSLC. 

En el caso de Sarah, como en el CEAMM unían los salones, ella venía de aulas de muchos niñitos, aunque con 3 profesores. Pero era algo muy parecido. 

En el caso de Brenda, ella venía de un salón de 14 niños, con atención personalizada, y entró en un salón de 30 niños, y nadie le prestaba atención. Era la nueva y tímida. Ella estaba muy triste y llegué a pensar que quizá para Brenda no fue buena idea cambiarla de colegio. En el CEAMM era excelente alumna, muy querida y respetada por todos los amigos. Acá era casi ignorada. Brenda me pedía todos los días, llorando, que la devolviera a su viejo colegio.

Debo confesar que muchas veces fui al colegio a hablar con la maestra y le pedía que la moviera de puesto, porque los vecinitos le hacían maldades, hasta la hacían dudar de sus respuestas en los ejercicios. Hoy en día esos mismos niñitos son sus mejores amigos... Pero pienso que Brenda sufrió del famoso bulling en esos días.

Le pedí que aguantáramos este año escolar y si no logra adaptarse la devolvía al CEAMM para 4to grado.

En Diciembre de ese primer año en el CSLC (2006) una compañera de trabajo estaba vendiendo los cachorros de su perrita. Unos poodles pequeñitos, bellísimos. Decidí comprar uno. Con la simple razón de regalárselo a Brenda, como consuelo, y como premio a que había más o menos llevado adelante su problema de adaptación. 

Pasamos todo Diciembre con Pistacho en casa. Brenda y Sarah lo asumieron muy bien como su protegido y lo cuidaban y atendían de forma admirable. Pistacho es de ambas.

Yo no sé si Pistacho fue la razón, pero Brenda se reincorporó a su colegio en Enero con una nueva cara, nuevas fuerzas, más segura de sí misma, y todo cambió. Le pidieron que acompañara a un grupo de niñas en el Talent Show, mejoró en natación, subió sus notas, volvió a ser la buena estudiante que era en el CEAMM y ya no tuvo más nunca problemas de bulling.

Hoy en día, Brenda se está graduando del CSLC y ella me dice que se siente muy orgullosa de haber estudiado en este colegio. Ha vivido las mejores experiencias de su vida dentro del colegio y con sus compañeros, y agradece mil veces que la hayamos colocado en ese colegio... Sus mejores amigos son del colegio Santiago de León.

Definitivamente, los perros son los mejores amigos y sicólogos...