jueves, 15 de septiembre de 2016

¿Y si tu hijo viene con Síndrome de Down?

"Pues bienvenido será. Yo jamás lo abortaré. Si D-os me lo envió así, por algo será. Y será un hijo muy amado, como su hermanita."

Esto fue lo que respondí, cuando se me explicó por qué debería hacerme la prueba del líquido amniótico, cuando estaba embarazada de Sarita. Yo tenía 35 años, y era muy recomendable hacerse esa prueba.

Yo no me quería hacer esa prueba. No la veía necesaria. Si me enteraba en ese momento que Sarita venía con Síndrome de Down, igual la iba a tener. Nada haría que la abortara. Al final, fue tanta la insistencia que decidí hacerme la prueba, pero dejando claro que era solo a modo informativo. Nada haría que cambiara mi decisión. Iba a hacer la prueba en contra de mi voluntad.

Llegó el día de la prueba. Fuimos al consultorio del doctor. Lo primero que hace es un eco para ubicar a Sarita, y decidir dónde hacer la punción. Sarita estaba dormidita en la parte baja del abdomen. Por lo que prepara todo para hacer la punción en la parte alta. Cuando va a empezar a hacer el proceso, Sarah se despierta y cambia su posición, se movió para donde iba a hacerse la punción. Cambiemos el lugar, dice el doctor. 

Para sorpresa de todos, cuando la aguja empieza a entrar, Sarita decide acercarse a la aguja y buscar como jugar con ella... Paralizados todos... Susto... Tensión... el doctor suelta la aguja y esta empieza a moverse sola... 

El doctor, sabiamente, decide parar la prueba... No se pudo hacer... No tengo idea si fue por mi deseo de no quererlo hacer, pero yo me sentía aliviada...

Mi hija nació sin el Síndrome, gracias a D-os. Su nacimiento lo relato en otro de los post. Pero siempre me pregunto: cómo habría reaccionado yo si tuviese un hijo con condiciones especiales? Cómo habría llevado la vida? Cómo lo habría guiado?

En estos días he estado enganchada con la historia de una niña preciosa, llamada Ángela, de España, Leon. He visto como su padre, José Carlos, y su hermanito, Darío, llevan una vida normal y maravillosa con Ángela. Ella es una niña especial, no por su condición si no por lo que inspira a todos los que la rodean, por lo que uno siente cuando lee sus historias, por la dulzura que tiene siempre en su carita. Yo habría querido llevar así mi vida, si me hubiera tocado un hijo con condiciones especiales. Que la vida siga normal, que mi hijo especial sea tratado como un niño normal. Que las personas que lo rodean lo vean con naturalidad. Nada de lástimas. Y menos aun, excluirlo de alguna actividad...

José Carlos, gracias por darnos un ejemplo de inclusión. D-os quiera que tu historia corra por todos los países del mundo, sea traducida a todos los idiomas, para que todos los niños con Síndrome de Down crezcan como está creciendo Ángela. La gente debe saber que estos niños son unos angelitos y llegan para sacarnos lo mejor de nosotros mismos. Es un regalo maravilloso.

Por favor, sigan a Ángela por todas las redes y háganse eco de esta bella historia: 
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