martes, 26 de mayo de 2015

La música clásica es mágica para los niños

Para Sarita nacer no fue fácil. Ella es lo que llaman una "sobreviviente"... 

Al principio del embarazo tuve que tomar hormonas porque quizá la podía perder (engordé 5 kilos en 2 meses), y al quinto mes mi papá sufrió un ACV. Mi angustia hizo que la placenta envejeciera antes de tiempo. Al sexto mes tenía una placenta como de 8 meses. Reposo absoluto hasta que naciera Sarah. 

Sarah nació de 34 semanas cumplidas, casi 8 meses. Ella nació perfecta, gracias a D-os y gracias al obstetra, Juan Carlos Pons! Pequeña, claro, pero no necesitó incubadora, más allá de la que usa un bebé recién nacido, 2 horas.

No sé si todos estos eventos hicieron que Sarah se manifestara como una bebé, que eventualmente, cuando algo se le negaba, lloraba sin control y a gritos. Imagino que desde afuera se veía como un ataque de malcriadez.

Leyendo un poco, proponían utilizar la música clásica, en particular la Barroca, para calmar la ansiedad de los bebés.

Todas las noches y siestas Sarah dormía con música clásica. Se despertaba bailándola. Cuando le daba sus ataques de llantos desesperados, la llevaba a su cuna, prendía la música clásica, y le pedía que me avisara cuando se calmara para venirla a buscar. Lloraba tanto que pensaba que algún día un vecino iba a pedir botarme del edificio o llamaría a los defensores del menor... Ganas de ir al cuarto y cargarla o gritarle para que se callara no me faltaron... Pero sabía que tenía que aguantar, si quería que esta conducta mejorara.

Su primera y única demostración de pataleta que hizo fuera de la casa (no había cuna ni música clásica) fue yendo al colegio, al año y medio. Ella adoraba ir al colegio. Le dije que así como estaba no podrá ir al colegio, porque podía maltratar a sus amiguitos. 

Cuando llegamos al colegio, dejamos a Brenda y nos devolvimos a la casa. Lo pude hacer porque ese día era libre en mi trabajo. Pienso muy importante imponer consecuencias factibles.

Al bajarse Brenda en el cole, la maestra me preguntó si también bajaba a Sarah y le dije que no... La carita de Sarita era de impresión: En verdad no me van a dejar ir al Cole...

Nos fuimos a la casa. Obviamente Sarita estaba callada y triste... Siempre me cuestiono si hago bien, si no exagero. Pero no volví a ver en ella una pataleta.

¿Cómo es Sarah hoy en día? Ni la muestra de lo que era recién nacida. Nadie se imagina, al conocer a Sarah hoy, que ella aparentaba ser una bebé malcriada. Sí es un poco ansiosa, sí se desespera cuando algo no le sale como ella quiere. Como adolescente, adolece de los malos humores típicos, pero es bastante controlada...

Ya no escucha música clásica... Me habría encantado que le quedara un poco la pasión por ella, pero creo que la atosigué de música clásica... 

De más está decir que nunca les he pegado a mis hijas... Nunca me hizo falta, gracias a D-os...

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