martes, 27 de marzo de 2018

Festival de Gaitas: Nuestra burbuja dentro del país

Este fue el segundo año que participo en el Festival intercolegial de Gaitas, como mamá gaitera.

Con Brenda fue en el 2014, y ahora con Sarah, en el 2017.

Ambas experiencias fueron espectaculares. Y si tuviera un tercer hijo, volveria a participar. Como decía una amiga: Si mi hija no hubiera querido, adopto a otra que sí quiera. Es un torbellino de emociones, que no me lo perdería por nada del mundo.

No sé a cuántas mamás o papás les pasó que al principio no estaban convencidos de participar en las Gaitas. Cuando le tocaba a Brenda participar, yo no estaba muy convencida. Me parecía absurdo. No estaba de acuerdo con los gastos, con el despilfarro en los trajes, accesorios, etc. Me gustaba como era antes, que se usaba un pantalón cualquiera y una camisa de un color, y a tocar, cantar y bailar. 

Dada la situación del país, yo le decía a Sarah que propusiera que no se gaste tanto en los trajes y accesorios. Que seamos un colegio pionero en bajar los presupuestos.

Pero hoy digo, después de ver todos los grupos, que el traje le da un toque especial. En verdad cada detalle cuenta: traje, accesorios, música, voces, baile, protocolo, sonido, madres comité, todo... Si uno de estos pilares no está bien, se cae el espectáculo.

Cuando el Festival de Brenda lloraba en cada toque. Me impresionaba que muchachos tan jóvenes fueran capaces de montar tal espectáculo. Ver la seriedad con que tomaban cada evento, como se coordinaban y ayudaban entre ellos, me conmovía muchísimo.

Con el Festival de Sarah, lloré más al final. Estos meses de toques y agite me liberaron de estar sumergida en la crisis del país, y saber que esa burbuja estaba por terminar, me encogía el corazón. 

Adicionalmente, todos los colegios le dedicaron una o dos canciones a Venezuela. Todos, de alguna forma, se estaban despidiendo de su país. Una gran parte de los chicos piensan migrar, al graduarse o en pocos años, Creo que casi ninguno se ve en Venezuela, por lo menos no por los próximos 10 años.

Este año hubo muchas dudas. No sabíamos si el Festival se iba a poder dar. Pero a pesar de todos los obstáculos, se hizo. Pero con varios detalles muy especiales, que nos hicieron, a más de uno, llorar y llorar, pero de emoción, de orgullo.

Uno de los eventos que más me gustó fue el organizado por el Colegio Santo Tomás de Villanueva, en el Hospital de niños JM de Los Ríos. Nuestros hijos entregaron el corazón a los niños del Hospital. Entregaron el corazón, la charrasca, el teclado, los pasos de baile, los micrófonos. Los niños fueron parte de la agrupación, y se sintieron importantes y muy tomados en cuenta. 

Yo me siento muy orgullosa de las generaciones de mis hijas. No les ha sido fácil. No han tenido la libertad que yo tuve a su edad, ni la tranquilidad, ni la posibilidad de disfrutar la juventud en actividades que les corresponde, como fiestas, playas, paseos, etc. Por esa razón, el Festival de Gaitas fue también una burbuja para los chicos. Estaban de Fiesta en Fiesta, todos los fines de semana, entre toques y postgaitazos.

A diferencia del Festival de Brenda, en el Festival de Sarah había un gran énfasis por compartir, por unirse, por pasar mucho tiempo juntos. Los chicos podían pasar 2 ó 3 días sin ir a sus casas. Esto de no poderlos buscar en la noche, hizo que se unieran los compromisos y las reuniones. Toque el viernes, en la tarde, postgaitazo viernes en la noche, preparación sábado en la mañana, toques el sábado, postgaitazo sábado en la noche y toques en domingo...

No hablemos de las notas... Bajaron, pero eso hizo descubrir otras facetas espectaculares: los buenos estudiantes, apoyaron a los que se les hacía más difícil las materias. Yo vi en la mesa del comedor de mi casa, como hablaban de química o biología mientras se maquillaban y peinaban las chicas. También tuvimos el bellísimo aporte de Julian , que preparó clases magistrales de Física, Química y Matemáticas para los chicos de Gaitas.

Vimos como la mayoría de los compañeros se hicieron protocolo de una u otra forma, solo para estar juntos y colaborar. 

Al final, Las Gaitas se convirtió en un proyecto de todo 5to año, y del orgullo de todo el colegio.

Gracias, Venezuela, por nuestras tradiciones. Gracias, Colegio Santiago de Leon, por el apoyo. Gracias, mamás comité de gaitas, por hacer de las gaitas un espectáculo como los mejores y muy profesional. Gracias, Promo 2018, por darnos tantos momentos inolvidables. Gracias, hijas, por hacerme siempre la madre más orgullosa!!!