Como
les dije, vamos a ver ahora cómo fue mi migración.
Antes
quiero comentar que hoy 17-4 estoy cumpliendo un año en España, y solo tengo
que dar mucho agradecimiento. Agradecimiento a España, porque desde el día 1
me sentí como en mi casa. Gracias a D-os porque me ha brindado muchas
oportunidades y este camino ha sido “El camino”. Gracias a muchas, pero muchas
personas, que iré nombrando en el relato, porque hicieron mi camino más fácil.
Al
regresar a Venezuela, el 5 de marzo del 2019, yo ya tenía mi plan: Regreso a
España en Septiembre. Tiempo para recuperar mis ahorros y ganar un poco más,
para irme con una base económica, que me permita pasar unos meses buscando
trabajo.
Pero cuando
llegué a Venezuela justo comenzaron los apagones. Días en casa sin luz, sin
teléfono, sin internet; y sin saber cuándo volvía la electricidad. Mi primera
jornada sin luz no la pasé tan mal, porque tuve en casa a mis queridísimos
amigos, Jesús y Oliver, que estaban por volver a Holanda, pero su vuelo fue
cancelado. Dentro de todo lo malo, creo que nos acompañamos y buscamos pasarla
lo mejor posible. Después que se fueron, fue cuando empecé a sufrir de verdad
esa tragedia. Yo tenía planes de hacer proyectos, continuar con mi plan B
(convertido en Plan A), pero no se concretaban los proyectos, no arrancaban las
clases y mi trabajo no producía suficiente. Eran más los gastos que los
ingresos. Si mi objetivo era recuperar lo gastado en el viaje, no lo estaba
logrando, al contrario, mis pocos ahorros estaban mermando de
forma importante. La inflación en Venezuela se come cualquier ingreso
medianamente bueno.
La
sensación de cuando se iba la luz era como una frustración inmensa. Es hacerte
esa pregunta: ¿Y ahora hasta cuándo sin luz? Normalmente cuando se va la luz y
uno espera que vuelva en cualquier momento cercano. Pero ahora, era uff…
¿Cuántos días sin luz? Se convierte como en un trauma. Ya cada vez me pasa
menos, pero luego de esa época, al irse la luz en cualquier lugar, yo
entraba en ese estado de alerta, con una mezcla de frustración, impotencia y
por supuesto tristeza.
Mientras
más pasaban los apagones, más me preguntaba qué debía hacer. ¿Me voy o me
quedo? ¿Espero a Septiembre o adelanto el viaje? Algo que me frenaba eran los perritos.
Ya les había colocado el chip. Faltaba hacerles el examen de sangre. Los
resultados se recibían 3 meses después, para saber si aprobaban su entrada a
España.
El
sábado, 30 de marzo , estaba yo merendando con una querida amiga, Beatriz, y le
comentaba mis inquietudes. No sabía qué hacer, no sabía si iba a poder llevarme
a los perritos… Y ella lo único que me dijo fue: “Simy, si necesitas a alguien
que se quede con tus perritos, yo quiero ser esa persona. Tengo jardín y nosotros
anhelamos tener perro en casa. Se nos murió el que teníamos y no nos hemos
atrevido a buscar uno nuevo.” Eso fue un alivio para mí. Pero aún no sabía qué
iba a hacer.
Esa misma
noche llegué a casa como a las 7pm, y no había luz, algo ya habitual. De hecho,
trataba de volver a casa antes de anochecer porque las calles estaban muy
oscura por la falta de luz. Bajé a los perritos y luego me fui a dormir. No había más
nada qué hacer. Como a las 10:30 pm me
desperté y la luz había vuelto. Me puse a trabajar. Tenía varias cosas que
hacer para el lunes, cuando por fin empezaban las clases.
Estuve
como hasta las 2am. Me volví a acostar, ya para descansar. Al despertar y salir
a la sala, como a las 8am, busco la laptop, y no la veo en el lugar donde
pensaba que la había dejado. Pienso: “Vamos, recuerda qué hiciste con la
laptop. No pueden haberla robado, estamos en casa.” Busco en la cocina, en el
cuarto, en el baño (aquí delato uno de mis secretos, me llevo la laptop hasta
al baño). Nada. Mi alarma sale cuando veo que no está el cable de la laptop.
Eso sí que nunca lo muevo, ni al baño. Y ya empiezo a creer que algo raro había
pasado. Volteo a la ventana y estaba abierta... Uff … Mi costumbre es dejarla
siempre cerrada, porque la brisa tumba los cuadros y los portarretratos, sobre
todo por esa ventana, la que estaba abierta, pegada a la pared. Nunca la abro. Solo para
regar las matas o limpiar algo de ese lado. Me empiezo a asustar. Luego me doy
cuenta que el monedero que dejo en la mesa no estaba. Era definitivo. Habían
entrado en casa mientras yo dormía. Ya no estaba asustada, estaba
histérica. Lo que se me ocurre es llamar
a alguien del edificio. Llamo a dos vecinos de la junta de condominio, que
además son de mi confianza. Vienen a casa, y su teoría es que habían entrado
por la puerta con llave, porque el espacio entre las rejas de la ventana es muy
estrecho y por ahí no cabe nadie. Los mismos vecinos me ayudan a cambiar la
cerradura, y me pongo a pensar quién ha tenido la llave de mi casa. No hay
nadie sospechoso. Hablo con mi hermano, y al escucharme tan nerviosa, llama a mis primos Siempre les
agradeceré que ambos vinieran a casa. No saben el apoyo que sentí. Yo estaba
hecha un mar de nervios. Creo que nunca me había sentido así.
La
teoría de mis primos era que habían entrado por la ventana. Un niño con un
morral, donde cabe justo lo que se llevó: laptop, cable, monedero, y una
carterita que utilizaba para las marchas. Y esta es la teoría que yo más creo.
En casa había mucho más para robar. Televisores, otra laptop, botellas de
whisky, en fin, mucho. Pero no todo sale por una ventana con rejas y en manos
de un niño.
Mis
primos y yo bajamos al patio del edificio, y pudimos ver que entrar a mis casa
era factible. Un segundo piso, rejas rotas en el patio del edificio, rejas en
cada ventanas de cada piso, por donde podía escalar cualquier persona, y
adicionalmente, las rejas de mis ventanas eran las que tenían el espacio menos
estrecho. Mi primo y yo intentamos y nuestras cabezas pasaban por la ventana.
Definitivamente, un niño con una mochila había entrado a mi casa.
Quienes
me conocen saben que yo creo mucho en D-os. Cuando me preguntaba constantemente
qué hacer, también le pedía a D-os que me ayudara, que me diera una señal.
Siempre le pido igual. Pues, yo vi claramente la señal. Ya ni en
casa estaba a salvo. Realmente no pasó nada tan grave. Fue solo “La señal” que
necesitaba para tomar mi decisión.
Una vez
sola en mi casa, decidí irme a España, e irme lo antes posible. En ese mismo momento compré
mi pasaje de solo ida a España y llamé a mi amiga Chelo en Madrid, para que me
ayudara a buscar dónde quedarme al llegar. Una habitación alquilada, mientras
buscaba trabajo y otras opciones de vivienda. Y a partir de ahí, todo fue
sucediendo de forma perfectamente engranada, para que mi migración fuera de la
mejor manera. Todo me decía: “Este es el camino, sigue. Nada de echarte para
atrás”. Compré pasaje para el 16-4. Me quedaban 2 semanas para organizar mi
ida. Como dicen: meter tu vida en 2 o 3 maletas.
Mis
amigas me decían que durmiera fuera de casa, pero no me atrevía a dejar mi casa
sola. Pero no volví a dormir tranquila. Me despertaba con la sensación de tener
a alguien en la habitación viéndome. La primera noche no pegué un ojo en toda
la noche. Me daba terror estar en la sala de noche. Uno se da cuenta que está
traumatizado, cuando volteas cada 10 minutos a ver la ventana, cuando en la
mañana entras a la sala y lo primero que miras es la ventana. A los 2 días ya tenía reforzadas las rejas. Ya no cabía ni un bebé. Ya mi casa estaba segura,
pero yo no me sentía segura.
El
siguiente paso difícil fue cómo decirle a mi mamá que me iba. Solo quedaba yo
en Venezuela de mis hermanos. Me tocó contarle lo que pasó, para que entendiera
por qué debía irme. No iba a estar bien en Venezuela. Y en efecto, la
siguiente noche que dormí bien, fue en Madrid, en casa de Tania. Quien me
alquiló la habitación, por recomendación de Chelo.
Yo no
me imaginé lo importante que era llegar a una casa de familia y amiga, hasta
que lo viví. Yo no conocía a Tania, pero teníamos muchos amigos en común. Desde
el día uno me sentí cómoda en su casa. No era la opción más económica. La zona
es privilegiada, el edificio una belleza y la habitación comodísima. Pero yo
estuve viendo otras opciones por internet, y el solo imaginarme en un cuarto
sola, no me hacía sentir bien. Yo no estaba bien. Yo estaba llorosa, nerviosa.
Me sentía como huyendo de algo. Y llegar a casa de Tania fue como llegar a casa
de una amiga, una muy buena amiga.
En esas
dos semanas recogí mi casa, vendí el carro, me metí en páginas de dar clases
particulares, arreglé los papeles que me faltaban. Y lo más importante, le
firmé a mi mamá un poder total. Algo muy importante. Yo no tenía planeado
volver, por lo menos en año y medio, que era el tiempo que yo estimaba que
podía aguantar sin trabajar, siempre y cuando recibiera la ayuda del Español
Retornado. Para los papeles me ayudó mi amiga Susy, ella me fue diciendo todo
lo que tenía que hacer antes de irme, y al llegar también me fue diciendo qué hacer y a dónde ir. Lo que no dio tiempo de hacer en esas
dos semanas, lo hice en España, que era el comprobante de la Seguridad Social.
Empecé
a regalar cosas a mis amigos, como regalo de despedida, aunque no muchos amigos
supieron que me iba. Doné y regalé todo la ropa que no me podía llevar. Vacié
todos los cuartos. Solo había una cosa que me preocupaba: dejar a mi mamá a
cargo de la casa. Era un trabajo para ella ir siempre a estar pendiente de
todo, y no quería complicarle la vida. Pero como todo fue sucediendo de
manera perfecta, una de mis queridas amigas, Elizabeth, fue a verme para
despedirse, y se le ocurrió la brillante idea de ofrecer en alquiler a una
amiga en común el apartamento, a Joanna. Uff, yo conocía a Joanna y a su hija.
Y sabía que eran las mejores y más confiables manos en la que podía dejar mi
casa. Y así fue. Para mí fue mucha ilusión ofrecerle a Joanna mi casa. Era un
Ganar-Ganar. Yo tenía mi casa en manos de gente buena y responsable, y Joanna
tendría una casa para ella y su hija. Y sabía que para ella eso era muy
importante. Me encantó ver la carita de emoción de Barbie cuando supo que tendría
su propio cuarto y baño. Ya tenía ese tema resuelto.
Ahora
faltaba meter mi vida en 3 maletas. Pues para eso también conté con mis dos
queridísimas amigas, Dina y Sandra. No sé cómo hicieron, pero lo que para mí
era imposible, ellas lo lograron. Yo tenía ya dentro de las maletas lo que me
quería llevar, luego de una gran terapia de desprendimiento, pero las maletas
no cerraban. Ellas se vinieron a casa una tarde, y acomodaron todo de tal
forma, que las maletas cerraron y pesaban lo justo. Ni un gramo de más.
El 16
de abril del 2019 salí de Venezuela, y llegué a España el 17-4, hoy hace un
año. Sé que dejé a mi mamá desconsolada. Mis amigas Sandra y Dina la apoyaron todo
lo que pudieron. Pero la promesa a mi mamá fue que apenas yo tenga un
apartamento y un ingreso, la llevaría a España.
Al
llegar a España me recibieron mis hijas, qué emoción!!! El gran momento
esperado, estar las 3 juntas otra vez.
Yo me
vine con mis pocos ahorros, por lo que me tocaba evaluar bien cada gasto. Y
empecé por ahorrar en la ida a casa de Tania yendo en tren, en lugar de taxi.
La muerte. Una de las maletas se caía a cada rato. Le prometí a mis hijas que la botaría, pero no la he botado. Sirve de almacén.
Al día siguiente di mi primera clase
particular de matemáticas en Colmenar viejo. Yo ni idea que eso era fuera de
Madrid. Pues llegué como 2 horas tarde,
con mucha vergüenza. Pero también debo agradecer a Cristina. Mi primera
alumna y la más fiel. Pienso que la puedo llamar también amiga. Una persona
encantadora. Luego tuve 2 alumnos más. Con los 3 alumnos se llenaba mi tiempo
libre, porque eran lejos de donde vivía.
A la
semana de llegar comencé una certificación en SAP Online, que la había contactado
desde mi visita en Febrero. Esta certificación no terminó siendo tan buena idea.
Acá perdí mucho dinero y tiempo. Éramos 8 en el curso y todos reprobamos el examen.
Mientras que las otras academias salieron muy bien.
También
me metí en un curso de Atención al cliente, que te garantizaban conseguir
trabajo al terminar. Éramos muchos inmigrantes en el curso. Yo lo terminé y
empecé a trabajar en Ventas telefónicas. Lo soporté 6 semanas. Ventas 0. Había
pagado solo la mitad del curso, y la academia fue cerrada. Tenía muchas
demandas. Pienso que fue otra mala decisión. Era una empresa que se aprovechaba
de la necesidad de los inmigrantes, y no evaluaba bien tu perfil, para ver
dónde estarías mejor.
En fin,
al llegar a un país nuevo sí pienso que es buena idea tomar clases de algo, si
tienes la disponibilidad económica, pero que sea un curso reconocido por universidades.
No los que yo tomé que parecían buenos, eran los más económicos y no respaldados
por instituciones reconocidas. Si no tienes recursos económicos suficiente y eres español, lo
mejor es tomar los cursos que ofrece el gobierno. Son muy buenos y también puedes conseguir excelentes contactos.
Haber
migrado en Abril tampoco fue la mejor fecha. Quedaban 2 meses para el verano
y España cierra todo en Verano. Fui a varias entrevistas de mi carrera y todas
me decían lo mismo, vemos a la vuelta del verano. También apliqué a otros
trabajos, como recepcionista, asistente ejecutiva, atención al cliente, etc… Y
de ninguna me llamaron.
Decidí
asumir lo que significaba el verano. Yo contaba con la ayuda del Español Retornado y de mi trabajo que hacía aun con Venezuela. Por lo que podía subsistir, sin holguras, pero sin problemas. Adicionalmente, estaba empezando una relación con un español, Ángel, y eso me ayudó a pasar con menos ansiedad la época de búsqueda de
trabajo. La verdad que tengo mucho que agradecer a Ángel. Fue un apoyo importantísimo e incondicional. En su momento, asumió mi familia como suya, mis fiestas religiosas como suyas, mis problemas como suyos.
Mientras
esto pasaba, tuve la gran suerte que una amiga de la universidad me llamara para
ofrecerme su apartamento de Madrid en alquiler. Era tremenda oportunidad. Pero
yo no le llegaba al precio. Elena, mi amiga de la universidad, me dio la opción
de sub alquilar habitaciones, y fue lo que hice, con una compañera de la universidad de mi
hija y su pareja. Solucionado. Al mes y medio de llegar, ya estaba en un
apartamento, en una zona espectacular, con mercados y cafés cerca. Súper bien ubicado. Ya tenía un lugar donde
recibir a mi mamá, a mis hijas, y a quién viniese a visitarnos.
Así
como hay cosas buenas hay cosas malas o no tan buenas. Todos los días agradecía
por las buenas, y de las no tan buenas buscaba aprender. Lo de alquilar la
habitación es muy delicado. Y hay protocolos claves a seguir. Mi aprendizaje en esta experiencia es alquilar
solo a personas que se conozcan muy bien o con muy buenas referencias. Hacer un
contrato escrito con las pautas muy claras. Es alquilar una habitación, no
compartir casa. La casa la alquilaba yo, y subalquilé la habitación.
A
partir de Septiembre comenzaron las entrevistas de nuevo. Asistí a varias. En 3
ofertas llegué hasta la última entrevista antes de decidir a quién contratar, y
al final no quedaba. En una me fueron sinceros, y la razón del descarte fue la
edad. Competía con personas más jóvenes.
Lo
bueno de esa época fue que mi hija Sarah se vino a vivir conmigo, mi hermano
y mi mamá vinieron a visitarme.
A
principio de Octubre apliqué para dictar un curso de Visual Basis en Excel
(VBA). Yo no había trabajado con Visual, pero yo sé programar, y sé mucho Excel.
Estudié muchísimo. Dicté el curso a empleados
de una empresa petrolera importante y me fue bien. Pero lo mejor de esta
experiencia es que fue el trampolín para mi futuro empleo.
Finalmente,
mi primer trabajo, y en el que aún estoy, gracias a D-os, lo conseguí a mediados
de Octubre. En el aspecto laboral también cometí muchos errores. Quise aplicar
a cualquier empleo. Pero en un país como España, donde la cantidad de
inmigrantes es enorme, mucha gente buscando trabajo, la competencia es
altísima. Siempre habrá personas más jóvenes que puedan hacer el trabajo al que
yo aplicaba. Por esa razón, acá lo que yo recomiendo es buscar en qué cosa uno
es bueno, muy bueno, el mejor. Hacer el CV en función de esa fortaleza y buscar
trabajos en esa área. Al final, eso fue lo que hice, una vez que vi un trabajo
posible. Me llamaron y en 3 días ya estaba trabajando en mi empleo actual. Automatizando procesos de una sala de
monitorización. Gracias al curso que
dicté, califiqué como la que más tenía experiencia trabajando con VBA y Excel, y
fui seleccionada.
Para ya
terminar la historia, solo me queda agradecer y
agradecer. Actualmente estamos viviendo juntas otra vez mis hijas y yo, pero la
norma es que somos roomies. No soy la mamá. Yo me siento feliz de tener esta nueva
oportunidad, y como dije lo agradezco infinitamente.
(Corregido 18-6-2021)