viernes, 17 de abril de 2020

Parte 2: Y al final, también yo migré


Como les dije, vamos a ver ahora cómo fue mi migración.

Antes quiero comentar que hoy 17-4 estoy cumpliendo un año en España, y solo tengo que dar mucho agradecimiento. Agradecimiento a España, porque desde el día 1 me sentí como en mi casa. Gracias a D-os porque me ha brindado muchas oportunidades y este camino ha sido “El camino”. Gracias a muchas, pero muchas personas, que iré nombrando en el relato, porque hicieron mi camino más fácil.

Al regresar a Venezuela, el 5 de marzo del 2019, yo ya tenía mi plan: Regreso a España en Septiembre. Tiempo para recuperar mis ahorros y ganar un poco más, para irme con una base económica, que me permita pasar unos meses buscando trabajo.

Pero cuando llegué a Venezuela justo comenzaron los apagones. Días en casa sin luz, sin teléfono, sin internet; y sin saber cuándo volvía la electricidad. Mi primera jornada sin luz no la pasé tan mal, porque tuve en casa a mis queridísimos amigos, Jesús y Oliver, que estaban por volver a Holanda, pero su vuelo fue cancelado. Dentro de todo lo malo, creo que nos acompañamos y buscamos pasarla lo mejor posible. Después que se fueron, fue cuando empecé a sufrir de verdad esa tragedia. Yo tenía planes de hacer proyectos, continuar con mi plan B (convertido en Plan A), pero no se concretaban los proyectos, no arrancaban las clases y mi trabajo no producía suficiente. Eran más los gastos que los ingresos. Si mi objetivo era recuperar lo gastado en el viaje, no lo estaba logrando, al contrario, mis pocos ahorros estaban mermando de forma importante. La inflación en Venezuela se come cualquier ingreso medianamente bueno.

La sensación de cuando se iba la luz era como una frustración inmensa. Es hacerte esa pregunta: ¿Y ahora hasta cuándo sin luz? Normalmente cuando se va la luz y uno espera que vuelva en cualquier momento cercano. Pero ahora, era uff… ¿Cuántos días sin luz? Se convierte como en un trauma. Ya cada vez me pasa menos, pero luego de esa época, al irse la luz en cualquier lugar, yo entraba en ese estado de alerta, con una mezcla de frustración, impotencia y por supuesto tristeza.

Mientras más pasaban los apagones, más me preguntaba qué debía hacer. ¿Me voy o me quedo? ¿Espero a Septiembre o adelanto el viaje? Algo que me frenaba eran los perritos. Ya les había colocado el chip. Faltaba hacerles el examen de sangre. Los resultados se recibían 3 meses después, para saber si aprobaban su entrada a España.

El sábado, 30 de marzo , estaba yo merendando con una querida amiga, Beatriz, y le comentaba mis inquietudes. No sabía qué hacer, no sabía si iba a poder llevarme a los perritos… Y ella lo único que me dijo fue: “Simy, si necesitas a alguien que se quede con tus perritos, yo quiero ser esa persona. Tengo jardín y nosotros anhelamos tener perro en casa. Se nos murió el que teníamos y no nos hemos atrevido a buscar uno nuevo.” Eso fue un alivio para mí. Pero aún no sabía qué iba a hacer.

Esa misma noche llegué a casa como a las 7pm, y no había luz, algo ya habitual. De hecho, trataba de volver a casa antes de anochecer porque las calles estaban muy oscura por la falta de luz. Bajé a los perritos y luego me fui a dormir. No había más nada qué hacer.  Como a las 10:30 pm me desperté y la luz había vuelto. Me puse a trabajar. Tenía varias cosas que hacer para el lunes, cuando por fin empezaban las clases.

Estuve como hasta las 2am. Me volví a acostar, ya para descansar. Al despertar y salir a la sala, como a las 8am, busco la laptop, y no la veo en el lugar donde pensaba que la había dejado. Pienso: “Vamos, recuerda qué hiciste con la laptop. No pueden haberla robado, estamos en casa.” Busco en la cocina, en el cuarto, en el baño (aquí delato uno de mis secretos, me llevo la laptop hasta al baño). Nada. Mi alarma sale cuando veo que no está el cable de la laptop. Eso sí que nunca lo muevo, ni al baño. Y ya empiezo a creer que algo raro había pasado. Volteo a la ventana y estaba abierta... Uff … Mi costumbre es dejarla siempre cerrada, porque la brisa tumba los cuadros y los portarretratos, sobre todo por esa ventana, la que estaba abierta, pegada a la pared. Nunca la abro. Solo para regar las matas o limpiar algo de ese lado. Me empiezo a asustar. Luego me doy cuenta que el monedero que dejo en la mesa no estaba. Era definitivo. Habían entrado en casa mientras yo dormía. Ya no estaba asustada, estaba histérica.  Lo que se me ocurre es llamar a alguien del edificio. Llamo a dos vecinos de la junta de condominio, que además son de mi confianza. Vienen a casa, y su teoría es que habían entrado por la puerta con llave, porque el espacio entre las rejas de la ventana es muy estrecho y por ahí no cabe nadie. Los mismos vecinos me ayudan a cambiar la cerradura, y me pongo a pensar quién ha tenido la llave de mi casa. No hay nadie sospechoso. Hablo con mi hermano, y al escucharme  tan nerviosa, llama a mis primos Siempre les agradeceré que ambos vinieran a casa. No saben el apoyo que sentí. Yo estaba hecha un mar de nervios. Creo que nunca me había sentido así.

La teoría de mis primos era que habían entrado por la ventana. Un niño con un morral, donde cabe justo lo que se llevó: laptop, cable, monedero, y una carterita que utilizaba para las marchas. Y esta es la teoría que yo más creo. En casa había mucho más para robar. Televisores, otra laptop, botellas de whisky, en fin, mucho. Pero no todo sale por una ventana con rejas y en manos de un niño.

Mis primos y yo bajamos al patio del edificio, y pudimos ver que entrar a mis casa era factible. Un segundo piso, rejas rotas en el patio del edificio, rejas en cada ventanas de cada piso, por donde podía escalar cualquier persona, y adicionalmente, las rejas de mis ventanas eran las que tenían el espacio menos estrecho. Mi primo y yo intentamos y nuestras cabezas pasaban por la ventana. Definitivamente, un niño con una mochila había entrado a mi casa.

Quienes me conocen saben que yo creo mucho en D-os. Cuando me preguntaba constantemente qué hacer, también le pedía a D-os que me ayudara, que me diera una señal. Siempre le pido igual. Pues, yo vi claramente la señal. Ya ni en casa estaba a salvo. Realmente no pasó nada tan grave. Fue solo “La señal” que necesitaba para tomar mi decisión.

Una vez sola en mi casa, decidí irme a España, e irme lo antes posible. En ese mismo momento compré mi pasaje de solo ida a España y llamé a mi amiga Chelo en Madrid, para que me ayudara a buscar dónde quedarme al llegar. Una habitación alquilada, mientras buscaba trabajo y otras opciones de vivienda. Y a partir de ahí, todo fue sucediendo de forma perfectamente engranada, para que mi migración fuera de la mejor manera. Todo me decía: “Este es el camino, sigue. Nada de echarte para atrás”. Compré pasaje para el 16-4. Me quedaban 2 semanas para organizar mi ida. Como dicen: meter tu vida en 2 o 3 maletas.

Mis amigas me decían que durmiera fuera de casa, pero no me atrevía a dejar mi casa sola. Pero no volví a dormir tranquila. Me despertaba con la sensación de tener a alguien en la habitación viéndome. La primera noche no pegué un ojo en toda la noche. Me daba terror estar en la sala de noche. Uno se da cuenta que está traumatizado, cuando volteas cada 10 minutos a ver la ventana, cuando en la mañana entras a la sala y lo primero que miras es la ventana. A los 2 días ya tenía reforzadas las rejas. Ya no cabía ni un bebé. Ya mi casa estaba segura, pero yo no me sentía segura.

El siguiente paso difícil fue cómo decirle a mi mamá que me iba. Solo quedaba yo en Venezuela de mis hermanos. Me tocó contarle lo que pasó, para que entendiera por qué debía irme. No iba a estar bien en Venezuela. Y en efecto, la siguiente noche que dormí bien, fue en Madrid, en casa de Tania. Quien me alquiló la habitación, por recomendación de Chelo.

Yo no me imaginé lo importante que era llegar a una casa de familia y amiga, hasta que lo viví. Yo no conocía a Tania, pero teníamos muchos amigos en común. Desde el día uno me sentí cómoda en su casa. No era la opción más económica. La zona es privilegiada, el edificio una belleza y la habitación comodísima. Pero yo estuve viendo otras opciones por internet, y el solo imaginarme en un cuarto sola, no me hacía sentir bien. Yo no estaba bien. Yo estaba llorosa, nerviosa. Me sentía como huyendo de algo. Y llegar a casa de Tania fue como llegar a casa de una amiga, una muy buena amiga.

En esas dos semanas recogí mi casa, vendí el carro, me metí en páginas de dar clases particulares, arreglé los papeles que me faltaban. Y lo más importante, le firmé a mi mamá un poder total. Algo muy importante. Yo no tenía planeado volver, por lo menos en año y medio, que era el tiempo que yo estimaba que podía aguantar sin trabajar, siempre y cuando recibiera la ayuda del Español Retornado. Para los papeles me ayudó mi amiga Susy, ella me fue diciendo todo lo que tenía que hacer antes de irme, y al llegar también me fue diciendo qué hacer y a dónde ir. Lo que no dio tiempo de hacer en esas dos semanas, lo hice en España, que era el comprobante de la Seguridad Social.

Empecé a regalar cosas a mis amigos, como regalo de despedida, aunque no muchos amigos supieron que me iba. Doné y regalé todo la ropa que no me podía llevar. Vacié todos los cuartos. Solo había una cosa que me preocupaba: dejar a mi mamá a cargo de la casa. Era un trabajo para ella ir siempre a estar pendiente de todo, y no quería complicarle la vida. Pero como todo fue sucediendo de manera perfecta, una de mis queridas amigas, Elizabeth, fue a verme para despedirse, y se le ocurrió la brillante idea de ofrecer en alquiler a una amiga en común el apartamento, a Joanna. Uff, yo conocía a Joanna y a su hija. Y sabía que eran las mejores y más confiables manos en la que podía dejar mi casa. Y así fue. Para mí fue mucha ilusión ofrecerle a Joanna mi casa. Era un Ganar-Ganar. Yo tenía mi casa en manos de gente buena y responsable, y Joanna tendría una casa para ella y su hija. Y sabía que para ella eso era muy importante. Me encantó ver la carita de emoción de Barbie cuando supo que tendría su propio cuarto y baño. Ya tenía ese tema resuelto.

Ahora faltaba meter mi vida en 3 maletas. Pues para eso también conté con mis dos queridísimas amigas, Dina y Sandra. No sé cómo hicieron, pero lo que para mí era imposible, ellas lo lograron. Yo tenía ya dentro de las maletas lo que me quería llevar, luego de una gran terapia de desprendimiento, pero las maletas no cerraban. Ellas se vinieron a casa una tarde, y acomodaron todo de tal forma, que las maletas cerraron y pesaban lo justo. Ni un gramo de más.

El 16 de abril del 2019 salí de Venezuela, y llegué a España el 17-4, hoy hace un año. Sé que dejé a mi mamá desconsolada. Mis amigas Sandra y Dina la apoyaron todo lo que pudieron. Pero la promesa a mi mamá fue que apenas yo tenga un apartamento y un ingreso, la llevaría a España.

Al llegar a España me recibieron mis hijas, qué emoción!!! El gran momento esperado, estar las 3 juntas otra vez.

Yo me vine con mis pocos ahorros, por lo que me tocaba evaluar bien cada gasto. Y empecé por ahorrar en la ida a casa de Tania yendo en tren, en lugar de taxi. La muerte. Una de las maletas se caía a cada rato. Le prometí a mis hijas que la botaría, pero no la he botado. Sirve de almacén.

 Al día siguiente di mi primera clase particular de matemáticas en Colmenar viejo. Yo ni idea que eso era fuera de Madrid. Pues llegué como 2 horas tarde,  con mucha vergüenza. Pero también debo agradecer a Cristina. Mi primera alumna y la más fiel. Pienso que la puedo llamar también amiga. Una persona encantadora. Luego tuve 2 alumnos más. Con los 3 alumnos se llenaba mi tiempo libre, porque eran lejos de donde vivía.

A la semana de llegar comencé una certificación en SAP Online, que la había contactado desde mi visita en Febrero. Esta certificación no terminó siendo tan buena idea. Acá perdí mucho dinero y tiempo. Éramos 8 en el curso y todos reprobamos el examen. Mientras que las otras academias salieron muy bien.

También me metí en un curso de Atención al cliente, que te garantizaban conseguir trabajo al terminar. Éramos muchos inmigrantes en el curso. Yo lo terminé y empecé a trabajar en Ventas telefónicas. Lo soporté 6 semanas. Ventas 0. Había pagado solo la mitad del curso, y la academia fue cerrada. Tenía muchas demandas. Pienso que fue otra mala decisión. Era una empresa que se aprovechaba de la necesidad de los inmigrantes, y no evaluaba bien tu perfil, para ver dónde estarías mejor.

En fin, al llegar a un país nuevo sí pienso que es buena idea tomar clases de algo, si tienes la disponibilidad económica, pero que sea un curso reconocido por universidades. No los que yo tomé que parecían buenos, eran los más económicos y no respaldados por instituciones reconocidas. Si no tienes recursos económicos suficiente y eres español, lo mejor es tomar los cursos que ofrece el gobierno. Son muy buenos y también puedes conseguir excelentes contactos.

Haber migrado en Abril tampoco fue la mejor fecha. Quedaban 2 meses para el verano y España cierra todo en Verano. Fui a varias entrevistas de mi carrera y todas me decían lo mismo, vemos a la vuelta del verano. También apliqué a otros trabajos, como recepcionista, asistente ejecutiva, atención al cliente, etc… Y de ninguna me llamaron.

Decidí asumir lo que significaba el verano. Yo contaba con la ayuda del Español Retornado y de mi trabajo que hacía aun con Venezuela. Por lo que podía subsistir, sin holguras, pero sin problemas. Adicionalmente, estaba empezando una relación con un español, Ángel, y eso me ayudó a pasar con menos ansiedad la época de búsqueda de trabajo. La verdad que tengo mucho que agradecer a Ángel. Fue un apoyo importantísimo e incondicional. En su momento, asumió mi familia como suya, mis fiestas religiosas como suyas, mis problemas como suyos.

Mientras esto pasaba, tuve la gran suerte que una amiga de la universidad me llamara para ofrecerme su apartamento de Madrid en alquiler. Era tremenda oportunidad. Pero yo no le llegaba al precio. Elena, mi amiga de la universidad, me dio la opción de sub alquilar habitaciones, y fue lo que hice, con una compañera de la universidad de mi hija y su pareja. Solucionado. Al mes y medio de llegar, ya estaba en un apartamento, en una zona espectacular, con mercados y cafés cerca.  Súper bien ubicado. Ya tenía un lugar donde recibir a mi mamá, a mis hijas, y a quién viniese a visitarnos.

Así como hay cosas buenas hay cosas malas o no tan buenas. Todos los días agradecía por las buenas, y de las no tan buenas buscaba aprender. Lo de alquilar la habitación es muy delicado. Y hay protocolos claves a seguir. Mi aprendizaje en esta experiencia es alquilar solo a personas que se conozcan muy bien o con muy buenas referencias. Hacer un contrato escrito con las pautas muy claras. Es alquilar una habitación, no compartir casa. La casa la alquilaba yo, y subalquilé la habitación.

A partir de Septiembre comenzaron las entrevistas de nuevo. Asistí a varias. En 3 ofertas llegué hasta la última entrevista antes de decidir a quién contratar, y al final no quedaba. En una me fueron sinceros, y la razón del descarte fue la edad. Competía con personas más jóvenes.

Lo bueno de esa época fue que mi hija Sarah se vino a vivir conmigo, mi hermano y  mi mamá vinieron a visitarme.

A principio de Octubre apliqué para dictar un curso de Visual Basis en Excel (VBA). Yo no había trabajado con Visual, pero yo sé programar, y sé mucho Excel. Estudié muchísimo. Dicté el curso a empleados  de una empresa petrolera importante y me fue bien. Pero lo mejor de esta experiencia es que fue el trampolín para mi futuro empleo.

Finalmente, mi primer trabajo, y en el que aún estoy, gracias a D-os, lo conseguí a mediados de Octubre. En el aspecto laboral también cometí muchos errores. Quise aplicar a cualquier empleo. Pero en un país como España, donde la cantidad de inmigrantes es enorme, mucha gente buscando trabajo, la competencia es altísima. Siempre habrá personas más jóvenes que puedan hacer el trabajo al que yo aplicaba. Por esa razón, acá lo que yo recomiendo es buscar en qué cosa uno es bueno, muy bueno, el mejor. Hacer el CV en función de esa fortaleza y buscar trabajos en esa área. Al final, eso fue lo que hice, una vez que vi un trabajo posible. Me llamaron y en 3 días ya estaba trabajando en mi empleo actual.  Automatizando procesos de una sala de monitorización.  Gracias al curso que dicté, califiqué como la que más tenía experiencia trabajando con VBA y Excel, y fui seleccionada. 

Para ya terminar la historia, solo me queda agradecer y agradecer. Actualmente estamos viviendo juntas otra vez mis hijas y yo, pero la norma es que somos roomies. No soy la mamá. Yo me siento feliz de tener esta nueva oportunidad, y como dije lo agradezco infinitamente.

(Corregido 18-6-2021) 

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